CANGAS DEL NARCEA.- Se acabó la pesadilla en Clarín. Los vecinos vuelven a sus casas
Por fin acabó la pesadilla. Los vecinos desalojados del edificio número 11 de la calle Clarín que tuvieron que abandonar sus casas hace un año y dos meses por un argayo, podrán retornar a sus hogares este próximo lunes, día 31. La buena noticia les ha sido trasmitida por el concejal de Urbanismo, José Ramón Puerto, que se ha basado en un informe de la empresa que ha realizado las obras de reparación del argayo en el que se indica que es seguro volver a habitar esas casas. Eso sí: aún queda camino por recorrer para encontrar una solución definitiva.
Todo se inició el 22 de enero de 2013, cuando un gran argayo se desprendió de la ladera que separa las calles Clarín y Santa Bárbara. El peligro era evidente y esa misma noche se desalojó el edificio número 11, el más afectado, al considerar las autoridades que la zona era inestable y peligrosa.
Todos lo afectados, fueran desalojados o no, pero especialmente aquellos, han coincidido en señalar que ha sido un año “muy duro”, en el que en algunos casos han tenido que recurrir a la ayuda de familiares para poder quedarse en sus casas y, en otros, hacer frente al alquiler de una vivienda alternativa mientras continuaban pagando la hipoteca de un piso vacío. Puerto señalaba que “es un placer poder darles esa noticia a los vecinos. Entendemos que para ellos ha sido un peregrinar tremendo a lo largo de todo este tiempo y les puedo asegurar que para el Ayuntamiento tampoco ha sido fácil”.
Desde aquel día de enero se fueron sucediendo cruces de declaraciones e intentos de descarga de responsabilidades entre la administración local y la regional, así como disputas sobre la verdadera propiedad de los terrenos, que desembocaron en una solución salomónica: el Principado pagaría un arreglo de urgencia para que los vecinos pudieran volver a sus casas y éstos acudirían al juzgado para delimitar las responsabilidades y
Nuria Somiedo, una d elas afectadas señalaba a los medios que “lo he pasado muy mal, fatal, este año. Los gastos no son pocos y nadie ayudó ni dio nada, ni los seguros ni nadie”. Más dura en su valoración fue Mónica Fernández: “Ha sido muy duro, muy oscuro, negro, lo peor. Nosotros tenemos un crío y hemos estado en casa de mis padres”.
El mal trago ha pasado aunque el asunto aún está lejos de solucionarse por completo. Ahora los juzgados habrán de dirimir dónde están las responsabilidades quienes han de hacer frente a la contención segura del talud y todos los gastos originados y que se originen. El concejal Puerto, mostraba su satisfacción pero aseguraba había sido “un trago complicado”, añadiendo: “supongo que se pudo hacer mejor y más rápido, pero se hizo lo que tocaba. La prioridad era la vuelta de estos vecinos a sus casas. A ver si termina este mal trago”