CANGAS DEL NARCEA.- Fuimos a San Tiso pero no a San Blas
Pues sí, fuimos a San Tiso. Y andando como habíamos prometido. Otra cosa ha sido lo relativo a la influencia del Santo en nuestras dolencias, creo que nos equivocamos pese a que al llegar a la capilla, y antes de visitar bodega alguna recitamos aquello de: “Tus glorias cantamos/San Tirso Patrón/del cielo esperamos/santa bendición”.
Según los expertos en esto del santoral debíamos haber peregrinado a Tuña, a San Blas, que se celebra el día tres y que es el apropiado para estos casos ya que tenía conocimientos de medicina y a ello se dedicó en vida. Tiso, o Tirso, era obispo y por tanto no ducho en enfermedades aunque dicen sus seguidores que sí lo era, y lo es, en buscar novios y novias. Los vecinos aseguran que si el santo baja el dedo noviazgo habemos, si no lo hace, volver al año siguiente. Pues ahora resulta que tampoco es así. José María González, que hizo un magnífico y ameno pregón sobre el santo, su capilla y el lugar, nos dijo que no tiene levantado un dedo sino dos que es lo preceptivo para dar la bendición a los fieles en su condición de prelado. Pues más difícil nos lo ponen pues si ya le costaba bajar uno no digamos los dos.
Sea ello lo que fuere, nosotros al año que viene iremos a los dos ya que no es cuestión de desvestir a San Tiso para vestir a San Blas.
El tiempo respetó la festividad aunque no animó mucho a los romeros. A la fiesta amén del entusiasmo de los vecinos la está salvando la Cofradía de Amigos del Vino de Cangas que acuden en buen número aunque no tantos como en los primeros años de su creación. Hay un bar que abre al público con un par de bodegas más, otras tres o cuatro lo hacen para los amigos y se instala una barra provisional en un bajo. Los vecinos, que son pocos se vuelcan en la fiesta pero creo que ya es hora de darla un nuevo impulso y que el ayuntamiento la incluya en su calendario festivo al igual que la de la vendimia.
La media de edad de los asistentes- media alta- no resta entusiasmo y los que allí acuden la viven con entusiasmo. También se echaron en falta los gaiteros de otros años, tan solo había uno. Eso sí se prestó rápido para unirse a Antón Chicote y entonar una asturianada tras otra.
Como también es propio del lugar y el momento acudieron tantos expertos en vino como asistentes y las opiniones pues también tantas como expertos. El vino del año, fresco y con su típico punto ácido, se dejaba beber aunque lo hacía mejor el de la anterior cosecha. Precisar que en esta fiesta se consumen vinos de los llamados “de casa”, de las bodegas familiares y que no están integrados en la IGP. Y que conste que yo en este punto sigo los consejos de ami amigo Azcárate que, como también es tradición, no coincide en absoluto con los de Joaquín Díaz Hisve, en cuya bodega valoramos los vinos y todo cuanto sea valorable sobre toco si, como suele ocurrir, allí coincidimos prensa, corresponsales jubilados y autoridades locales.
Cantarinos, baile y queimada animaron la tarde hasta que el frío y la noche señalaron la hora del retiro. Será hasta el año que viene si Dios quiere