NARCEA/ALLANDE.- Un Jerte asturiano

Cerezos en Allaande

Pues miren ustedes, ya no es necesario que se desplacen a la comarca cacereña del Jerte par ver florecer los cerezos. Basta con que se acerquen a la localidad allandesa de Linares para disfrutar de este espectáculo de la naturaleza en el que podrá contemplar la nieve en los campos sin que ésta haya caído del cielo. 9.500 árboles que, con la llegada de la primavera, han empezado a florecer y que darán los primeros frutos a mediados de junio. Seguidamente el rojo de aquel incendiará los mismos campos.

Y es ello posible  gracias a Gabriel Rius, un catalán afincado en el entorno del río Naviego en Cangas del Narcea, concretamente en Vegameoro, lugar al que llegó de la mano de Susana Fernández tras haberse conocido en la Costa Brava.

De esta forma  Rius, quien por aquel entonces se dedicaba al comercio exterior, inició una nueva etapa: Harto de viajar mucho y de pasar días y meses fuera de casa rompió con todo convirtiéndose en padre de familia y emprendedor rural. Y tras darle muchas vueltas, tener en cuenta el cambio climático y variados y buenos consejos, se decidió por las cerezas.

 Contra lo que las apariencias apuntan, asegura convencido Rius, Asturias tiene los tres elementos clave para desarrollar este cultivo: muchas horas de frío en primavera, una condición indispensable para que las cerezas crezcan dulces; niveles de agua constantes, sin grandes inundaciones ni periodos de sequía; y cada vez más horas de sol, lo que permite la maduración. Además, la plantación se encuentra en un enclave único, un valle donde no suele meterse la niebla y que facilita la radiación solar durante prácticamente toda la jornada alternando el calor diurno y el frío nocturno. Y él mismo se asombra: «Parece mentira que nunca se hayan plantado cerezas de forma profesional”.

A lo largo de las montañas que rodean a la caseta de Kuma Cherries, la empresa de Rius, se ven miles de troncos pintados de blanco. Y miren que curioso: «La base es un patrón de ciruelo, porque aguanta más el exceso de agua y hacia la mitad del tronco le injertamos lo que es el cerezo. Lo hicimos así con todos y luego, uno a uno, los pintamos la parte de abajo con un protector para que no se pudran o se infecten las raíces». Y otra curiosidad: cuenta que le trajeron del Norte de Europa frutos alemanes y checos. Una especie que florece un poco más tarde que las que se encuentran por el norte de España lo que supone aumentar el nicho de mercado: «Tenemos previsto recolectar unas quince toneladas de cerezas y comenzaremos a finales de junio lo que les permitirá seguir vendiendo cuando otros ya han terminado la campaña». Este será el primer verano de recolección.

Pues buena suerte

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R. Mera