TINEO.- La paulatina desaparición de Soto de la Barca y el cambio de su entorno
Paso a paso se va vaciando la carcasa de lo que fue una vez la central térmica de Soto de la Barca, en el concejo de Tineo, una instalación que llegó a dar trabajo a 400 personas y que hoy no es más que un cadáver industrial del que unas pocas decenas de operarios van arrancando toneladas de chatarra y cemento, como ha ocurrido con otras explotaciones.
La Térmica de Soto de la Barca comenzó a gestarse en 1960 y el primer grupo térmico inició su andadura en 1965, el segundo en 1969 y del tercero en 1984. No logró sobrevivir al proceso de descarbonización iniciado en la segunda década del 2000 y con su desaparición lo hacía también una localidad del concejo de Tineo: Soto de la Barca
La demolición se inició en marzo de 2022 y estaba previsto que finalizase en el primer trimestre de este 2025. Evidentemente no será posible, quedan aún bastantes instalaciones que echar abajo. Se habla del próximo mes de agosto, incluso de que transcurrirá aún un año antes de que finalicen los trabajos de demolición. Las obras empezaron con el derribo de dos chimeneas de pequeño tamaño y otros tantos silos. El siguiente hito fue el 20 de diciembre de 2023, con la demolición con explosivos de la torre de refrigeración, uno de los elementos más distintivos de la central, con 81 metros de altura y un diámetro de 45 en la parte superior y 70 en la base.
El pasado 19 de septiembre siguió el mismo destino la caldera del grupo tres y la nave de tolvas de los grupos uno y dos, así como la gran chimenea del grupo tres, la estructura más alta de la central con 200 metros, cuya construcción se inició en 1981 y que se conectó al resto de la instalación en 1984. Ahora están a punto de iniciar la demolición de las tolvas de carbón del grupo tres que se levantan junto a la AS-15, un proceso que se alargará al menos durante unos seis meses.
Decenas de camiones llegaban diariamente a Soto de la Barca complicando un mucho el tráfico en la entones mala carreta pero favoreciendo un mucho la economía. Solo de Cangas del Narcea llegaban diariamente unos cuarenta camiones. La central no solo daba trabajo a sus 400 empleados, se calcula que unas diez mil personas vivían de la central. Pero no solo llegaban camiones del Suroccidente asturiano, también lo hacían desde el norte de León. En los últimos tiempos, la central térmica se alimentaba principalmente del carbón que llegaba en barco al puerto del Musel, desde Sudáfrica o Hispanoamérica.
Unos cuarenta trabajadores se encargan de la demolición de las instalaciones. El trajín de las excavadoras es continuo durante el horario de trabajo. La chatarra de la instalación industrial se traslada en grandes camiones a un centro de tratamiento de residuos industriales en Ponferrada. El cemento se va desmenuzando para convertirlo en grava, la mayor parte de la cual se retirará.
El objetivo de Naturgy, la empresa propietaria de la central, es dejar el lugar como estaba cuando se instaló la explotación termoeléctrica. Está previsto retranquear el río Narcea para revertir el curso que tenía antes de que se levantase la instalación. Se mantendrá el puente.
Nada queda de aquel primigenio Soto de la Barca de caserías ganaderas con sus hórreos. El pueblo vivía del ganado y la pesca. En las laderas que se elevan en el entorno, y allá por el siglo XIX, se cultivaba vid. Se conserva alguna cepa antigua, aseguran algunos.
Llegó a tener unos 2.000 habitantes en el punto álgido de la central de Fenosa. Había sobre todo muchos vecinos del concejo de Tineo y de otros municipios asturianos. Y allí llegó también un grupo de trabajadores procedente de la localidad de Ribadelago, en la comarca leonesa de Sanabria, arrasada por la rotura de la presa de Vega de Tera el 9 de enero de 1959, una catástrofe que costó la vida de 144 personas. Estos trabajadores y sus familias se integraron por completo en el concejo tinetense.
Del poblado que se levantó junto a la central para los trabajadores, salió la última familia en el año 2000, dos años después de que Naturgy solicitase al Gobierno el cierre de la instalación. Los edificios han pasado al Ayuntamiento de Tineo que cuenta ya con un proyecto de cohousing para 14 de las 29 viviendas que están siendo saqueadas. Proliferan las pintadas y pocas ventanas están intactas. Soto llegó a tener llegó a tener cinco maestros y hasta 300 niños y adolescentes en la mejor época de la central y el poblado.
Naturgy sostiene en su página web que se ha completado un 56 por ciento de la demolición, aunque ésta podría estar mucho más avanzada. El grupo está intentando segregar por tipologías los materiales demolidos, buscando el máximo de revalorización o reciclaje.
Los residuos se trasladan a diferentes áreas de acopio dentro de la central. Luego se gestionan los materiales según su tipología: inertes, no peligrosos y peligrosos.