Más sobre aldeas, ganaderos neoruraes y denuncias

Dias atrás les hablábamos de la tensas relaciones que se están creando en muchos pueblos y aldeas por la mala relación existentes entre los vecinos de siempre y los que llegan, los llamados neorurales, que denuncian ruidos, olores, acciones y horario de trabajo que son consustánciale a las actividades ganaderas y  agrarias

La presidenta de la asociación Ganagri, Rosa Gutiérrez Nicolás, pone un ejemplo muy gráfico: «Es como si yo me voy a vivir a Madrid y me quejo porque suenan las  ambulancia».

Y en ello abundaban unos jóvenes ganaderos notablemente cabreados en una animada tertulia en el Bar La Calzada, de Cangas, y en cuyas argumentaciones no salían muy bien parados ni jueces ni políticos.

La antes citada Rosa Gutiérrez, cuenta como se ha visto obligada a, cada cierto tiempo,quitar los cencerros a su ganado para no molestar a un vecino que se traslada en época de vacaciones a su entorno. Así las cosas, los colectivos ganaderos URA y Ganagri, quieren plantear una iniciativa al Gobierno autonómico para proteger la actividad ganadera. Y denuncian: «Todas las semanas nos entran normativas nuevas, y no hay una sola que ampare al ganadero: son todo tramitaciones, restricciones; ninguna defiende al sector, que está asfixiado de normativa y de burocracia, asegura Borja Fernández. 

Y pone un ejemplo gráfico: La ley de bienestar dispone que las cuadras deben tener la mayor ventilación posible y la nueva norma exige que en todas ellas se pongan mosquiteras, lo que supondrá seguramente una merma en la ventilación. «En una cuadra, con el polvo de la hierba, los forrajes y demás, la mosquitera quedará en seguida tupida, y la ventilación empeorará» y por si fuera poco, remata, quieren obligará a depositar los purines en fosas, algo «totalmente inviable”; en medio de una aldea; ¿si no hay sitio ni para construir viviendas como va a verlo para hacer fosas?, se pregunta. 

Y lo complican aún más con la lucha contra los redores (un total si sentido) o tener medicamentos en el domicilio, “ lo consideran tan grave como si tuvieras un maletín de plutonio en casa».

Y cuando es al revés, dicen, cuando hay que proteger al ganadero, la cosa se complica. Hace pocos días, en Somiedo,  un ganadero del valle del Lago  se encontró una pista ganadera bloqueada por tres autocaravanas. El caso es que tenía una vaca de parto y no pudieron acceder a la ganadería ni él ni el veterinario, el parto se complicó y perdió el ternero. Otro caso que, por suerte, no tuvo mayores consecuencias, fue en una ganadería de leche de Ribadesella. El fin de semana del Descenso del Sellaentró gente en la finca a torear las vacas con chaquetas. La historia quedó en nada pero la ganadera se siente indefensa. Y Borja Fernández se pregunta cómo se habría gestionado la sioyuación si hubiese pasado algo grave. 

Cattle in a village, Phobjikha Valley, Bhutan

Lo que pretenden los ganaderos, en suma, es que la actividad ganadera no se vea asfixiada por la burocracia y las crecientes limitaciones y, sobre todo, que quienes se trasladen al campo sepan que van a un sitio con una actividad que tiene sus reglas a la que es necesario amoldarse.

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R. Mera