SUROCCIDENTE.- Primaverea febrero, vacíos están los manantiales y no corren ni arroyos, riachuelos ni regatos

Media febrero primaveraneando y dicen las gentes del campo que abril se inclinará a venir coqueando con el invierno. Los caprichos del tiempo y sus veleidades, sean por las causas que fueren, no solo afectan a la personas y  tierras, también al mundo forestal, a las producciones agrarias y las huertas.

Acacia en el Pontón

Llevamos más de un mes, o quizás dos, o tres según los más pesimistas, en los que el tiempo ha jugado a sentirse primaveral en lugar de invernal como a las fechas de enero y febrero corresponde. Ha lúcido el sol y ha bajado el caudal de los ríos hasta límites insospechados. La sequía se extiende por unos y otros lugares y los problemas de ello derivados alcanzan ya a ciudades, villas, e incluso pueblos. La nieve está en retirada y en este año apenas la hemos visto: Nos dicen que vuelve en estos días; que bueno, que a lo mejor, que ya veremos. Que también vuelven, aguas, orballos y fríos. Y así será si así está dispuesto. Por suerte, el hombre no puede intervenir en estos procesos, y suerte es, digo, pues no quiero ni pensar si tuviésemos que decidir nosotros qué tiempo o qué fenómenos atmosféricos queremos que se desarrollen y se hagan presentes en cada momento. Los egoísmos humanos aflorarían aún con más fuerza y negatividad de lo que ahora lo están haciendo.

 Han comenzada a florecer las mimosas de la Recta del Pontón y el tiempo, trucado, engaña a la naturaleza. Presentan ya flores los almendros en Cataluña, Andalucía o Extremadura. Y aquí, al lado de los caminos o en las riberas de los ríos, los árboles frutales, engañados, dejan ver brotes  abrileños en febrero. En otros ligares apuntan tímidos brotes que anuncian calores incipientes de un alborear de primavera.

Han vuelto aguas y frío este fin de semana. Algo no les ha gustado pues nos anuncian que se retiran, que vuelven los brotes primaverales aun cuando nos quede más de un mes de invierno; que la nieve que ha querido asomarse tímidamente a los altos se retira de nuevo. Siguen sin llenarse los manantiales y anuncian agostadas aun antes de que tal mes llegue, siguen sin correr las fuentes y los arroyos, riachuelos y regueiros. Dicen los mayores que está loco el tiempo y que quizás por ello, de alguna manera, esté tan bien volviéndose así  la Naturaleza y, lo más preocupante, con ella nosotros mismos.

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R. Mera