CANGAS.- Más sobre el Maestro Casanova, algunas precisiones y desconocidos datos biográficos
Hace no munchas fechas dimos aquí unas pinceladas de quién era el Maestro Casanova, que da nombre al Colegio cangues. Pues bien, otro cangués, el periodista Tano Ramos, ha tenido a bien corregir algunos errores, aclarar algunas desviaciones y ampliarnos la información sobre el músico. Pongo voz a las palabras de Tano Ramos:
“José Rodríguez Fernández residía en los años treinta del siglo pasado con sus padres en la Veguetina, cerca del Puente Romano. Su madre se llamaba Catalina, de ahí que en Cangas fuese conocido como Catalín. En los años cuarenta y cincuenta, como muchos otros republicanos, Catalín se vio obligado a ocultar su pasado o a disfrazarlo para poder bandearse en una España que les negaba el pan y la sal a quienes habían tomado las armas en 1936 para enfrentarse a unos golpistas.
En 1934 Catalín formaba parte de la juventud de la calle de Abajo, Ambasaguas y El Cascarín
Una de esas ficciones en defensa propia figura en la breve biografía que le dedica al cangués Catalín la Gran Enciclopedia Asturiana de 1970. No emigró Catalín a Inglaterra desde Cangas cuando tenía 18 años, como relata ese texto. (Del que nosotros cogimos el dato aquí dado) A esa edad, en 1934, Catalín formaba parte de la juventud de la calle de Abajo, Ambasaguas y El Cascarín que soñaba con un mundo más justo. Dos años después fue uno de los jóvenes milicianos que en el verano del 36, armados con escopetas y pistolas, intentaron sin éxito alguno frenar a las tropas sublevadas contra la República que avanzaban hacia Cangas y acabaron entrando por Leitariegos.
Al año siguiente, cuando Asturias entera estaba a punto de caer en manos de los sublevados, Catalín partió en un barco rumbo a Inglaterra, donde permaneció unos meses como refugiado. De allí se trasladó a la URSS. Continuaba aún la guerra cuando regresó a España. Entre septiembre del 38 y marzo del 39 fue oficial de prisiones en la cárcel de Manzanares (Ciudad Real).
Acabada la guerra se instaló en Madrid. Pero un día, alguien lo reconoció en la calle, lo denunció, lo detuvieron y lo encarcelaron. Tras un consejo de guerra fue condenado y pasó unos años en prisión.
Cuando salió de la cárcel volvió a Madrid. Y entonces se abrió camino en el mundo de la música, donde fue conocido como Maestro Casanova. Trabajó muchos años como compositor musical para el NODO (el noticiario documental que se proyectaba en todos los cines de España antes de la película). Pero ese trabajo nunca fue oficial, nunca le hicieron un contrato. Le estaba vedado por su pasado republicano. También compuso bandas sonoras de películas en las que su nombre no figura en los créditos sino el de otras personas que podían firmar porque eran adictos al Régimen y se aprovechaban del trabajo ajeno.
Catalín se portó con los presos de Manzanares “con la más exquisita corrección y amabilidad”
De la condición moral de Catalín viene a ilustrarnos una carta que en 1939 aportó un testigo en el proceso que llevó al cangués a la cárcel. Ese testigo era un abogado cordobés de derechas, jefe de Sindicatos de Hinojosa del Duque, que había estado preso en la cárcel de Manzanares cuando Catalín ejercía allí de oficial de prisiones. El hombre explicaba que Catalín se portó con ellos, con los recluidos, “con la más exquisita corrección y amabilidad” y que en ocasiones llegó a infringir el reglamento y la disciplina carcelaria en beneficio de los presos.
Catalín contaba a su familia que esa carta lo salvó de la pena de muerte en el consejo de guerra. Tuvo un papel importante en un destacado episodio musical cangués: la creación de la Nopal. Asesoró a los fundadores de la mítica orquesta canguesa y les prestó toda la ayuda que pudo. El hijo y la hija de Catalín conservan una fotografía de la Nopal firmada por los miembros de la orquesta en la que estos le reconocen esa labor. “A nuestro gran amigo José Rodríguez, con todo agradecimiento”, reza la dedicatoria. Está fechada en Cangas el día del Carmen de 1955.Catalín se portó con ellos, con los recluidos, “con la más exquisita corrección y amabilidad”
Nuestras más expresivas gracias a Tano.
