Mi felicitación extremeña: La Nochebuena del pastor
Hace ya muchos, muchos años, en mi época madrileña, escribí este nostálgico poema navideño lleno de ecos villuercanos. Recurro de nuevo a él en la pretensión de que esas añoranzas de la tierrina lleguen en estas fechas, tan propicias para ello, a todos y cada uno de mis paisanos que, como yo, se hallan alejados de los “aires morenos que soplan de las Villuercas!. Y también, cómo nopara los que en el pueblo siguen.
Dice así:
Gastados picachos de mi tierra
cuna de toscos pastores
poneos vuestro velo blanco
que la Nochebuena viene.
Rumia el antiguo rabel
romances de lobos pardos
y pandero y almirez,
con sus bordes desgastados,
acompañan con sus sones
a las manos del anciano.
Resonar de la guitarra
Ahumada,
compañera del zurrón,
del cayado.
Pastores de la alquería
caminan hacia el poblado…
Voces de bronce sonoro
cabalgan en viento helado
Nochebuena campesina
preñada de tradiciones.
Pastores y zagalillas,
castañuelas y rabeles.
Misa del Gallo en la aldea
con albas de cielo abierto.
Villancicos para el Niño
nacido en un portal viejo…
Allá lejos, en los montes,
la luna se hace romero.
Nochebuena del pastor
en los campos extremeños.
Corazones que se abren
a la dicha de los vientos.
Vibra una voz varonil
que va cantando a los lejos:
Paz en la tierra a los hombres
y gloria a Dios en los cielos.