BERZOCANA.-Paz…ecos…placidez…ayeres
Paz. Relajación de mente, alma y vista. Contrastan los colores cambiando y transmutándose en las distancias y perspectivas. Pastan y rumian vacas y terneros mostrando al paisaje los colores de sus pieles, en variantes y degradados, que se integran en el global de la perceptiva. Tres manchas negras ponen el contraste
Sobre los verdes, los marrones y rojizos del atardecer delimitan espacios a derecha e izquierda. Se apiñan los blancos de las casas buscando la sombra protectora de iglesia y torre aupadas en la loma sobre la que el pueblo se asienta.
Duerme Berzocana historias de siglos y retazos de vida en sus calles, plazas y plazuelas. Ayeres dormidos en besanas y siegas. En dolorosas emigraciones, en duros y dudosos presentes, en deseado futuros con sobresaltos de olvidos y dudas esenciales del ser en el quizás no será.
Al fondo, cortando la perspectiva, los canchales de Las Villuercas se yerguen vigilantes arropando con su poderío pueblo y campos, ganados y vecinos.
Cae la tarde y los apagados gritos de los niños repiquetean en ecos que se pierden valle arriba camino de Guadalupe.
Añoranzas del alma tintinean buscando en la memoria aquellos villancicos idos que cantamos junto al abuelo junto al fuego chispeante de gruesos troncos de encina.