De Asturias a Extremadura: el verano aún no ha terminado
Parque de Fuentes
Inicia agosto su tramo final. Los pueblos comienzan a perder su ritmo veraniego y salen más maletas que entran. Los gritos en calles y plazuelas van amainando y los días practican ya el silencio que habrá de acompañarlos en el largo invierno.
Como cada año he cambiado un Parque Nacional por otro. Del de Fuentes del Narcea, Degaña e Ibias he acudido al de Villuercas-Ibores en busca de sol con que calentar mis huesos cansados, aún húmedos de nieblas y orbayos invernales. Y a fe que ha calentado. Cuando en el Suroccidente astur asoman ya los guiños otoñales y el agua acaricia las altas montañas y se introduce suave entre los valles, en las estribaciones de estas sierras cacereñas aún luce el verano en todo su esplendor, tan solo los amanecer y anocheceres se envuelven en frescas brisas que vienen rodando silenciosas desde los altos canchales.
Pero aunque la tendencia social así nos lo de a entender al dar por cerrada la gran mayoría de las vacaciones, el verano no termina aquí. Al meteorológico aún le queda más de medio mes y aún quedan también días de sol, de temperaturas altas y tardes de tormenta o nieblas. Hoy, lunes, es la festividad del martirio de San Juan Bautista, titular de la grandiosa iglesia de Berzocana; el miércoles San Ramón Nonato, festejado ya sobradamente en el cangués Llano. Y vendrán festividades septembrinas aquí y acullá pasando por la del Acebo en Cangas y terminando por San Cosmen en la cacereña Solana. Es lo que tiene el tener dos patrias: la de nacimiento y la de adopción, terminas controlando todas las festividades y romerías.
Tan solo nos quedan dos días de agosto. Políticos, adivinos y augures de ocasión, nos pintan un otoño duro y problemático. De apretarse el cinturón y hasta los cordones de los zapatos. Será malo septiembre, y peor aún octubre, nos advierten levantado el dedo en ademán admonitorio. Pero el españolito de a pie, usted amigo lector, o yo, seguimos con nuestro devenir veraniego sin querer meternos aún en análisis más o menos profundos, o comprobar cuan tambaleante han quedado nuestras cuentas tras los gastos alegres del verano. Lo que tenga que venir vendrá, nos decimos displicentes mientras pedimos la caña o el vino según el lugar donde nos hallemos.
Tomémoslo con calma, esperemos que septiembre deje correr sus días. Celebremos El Acebo y San Cosmen y San Damián, y después si es que es así necesario, nos enfrentaremos a esa dura realidad que dicen nos aguarda y que no nos promete nada bueno.
De todas formas también podemos seguir el consejo de Xuan que nos dice que en octubre ya está la Liga de Fútbol en pleno apogeo y que eso será lo único que nos interese. Y que no le demos más vueltas, que somos muy individualistas, que cada uno vamos lo nuestro y que estamos convencidos que siempre vendrá alguien, de donde sea, que nos sacará del apuro.
Pues que así sea.
