Palacio de Omaña. Lo disfrutamos por una decisión de hace 30 años
Hace 30 años, un poco antes de estas fechas , el Consejo de Gobierno del Principado declaraba el Palacio de los Omaña, entonces caserón semiolvidado en la castiza Plaza de la Oliva, Bien de Interés Cultural.
Aún desde esta corta perspectiva puede parecer que es todo muy lejano para los más jóvenes, y de hace dos día para los ya no tanto. El caso es que esta decisión, como ocurrió anteriormente con la entonces discutida adquisición del Palacio de los Condes de Toreno, hoy ayuntamiento, sirvió para salvar el inmueble.
Entonces, en abril de 1.992, año de la Expo de Sevilla y del mundial en España, el antiguo palacio se encontraba en condiciones bastante precarias en su aspecto físico y en el residían varias familia en régimen de alquiler. Incluso su puerta derecha daba, o había dado, acceso a una frutería. Desde esta misma parte derecha y trasera, una huerta cae escalonada y con bastante desnivel buscando la ribera del Narcea y la margen izquierda de la carretera de Rengos.
El palacio fue solar de un apellido oriundo de este concejo, los Omaña, apellido que después se extendió a los de Pravia, El Franco y Aller. Los Omaña asturianos y los leoneses son los mismos y esta casa, con sus muchas propiedades, les sirvió de refugio cuando en el siglo XV algunos de ellos son perseguidos por el adelantado Pero Suarez de Quiñones.
Es un edificio, construido a mediados del siglo XVI, tiene portada de arquería y decoración tallada en piedra que enmarca algunas de sus ventanas de estilo plateresco. En la fachada principal pueden verse los blasones heráldicos de sus propietarios.
Esta familia funda en la villa de Cangas, en 1.555, un Hospital-Fundación, obra benéfico sanitaria que hizo realidad don Ares de Omaña, llamado El Negro y al que al igual que sus descendientes se encuentra muy vinculado a la historia canguesa del siglo XVI. Son precisamente estas generaciones las que asturianizan definitivamente su linaje.
El hospital al que nos hemos referido también denominado leprosería, fue derribado unos doscientos años después por causas que se desconocen aunque su referencia aún se conserva en la Calle Mayor. Fue conocido durante machísimos años como “El Hospitalín”, siendo después capilla y actualmente local parroquial.
Los Omaña mantuvieron durante machísimos años una manifiesta enemistad con los Queipo de Llano. Es por ello por lo que en uno de los escudos que aparecen en la fachada principal del palacio aparece “picada” la parte que, por bodas y parentescos, correspondía a los también cangueses Queipo de Llano, consecuencia ello de la airada actitud de los Omaña contra aquellos una vez conocido el Consejo Real dictaba en mayo de 1.642 (hace exactamente 380 años) sentencia por la que se da la razón a los Queipo de Llano en el contencioso que mantenían con los Omaña al tratar éstos de impedir que la nueva iglesia de la Magdalena fuera iglesia parroquial y que se derribara la antigua que se encontraba en bastante mal estado.
El pleito fue largo y enrevesado llevando a ambas familias a la enemistad en una lucha característica en cuyo trasfondo, como tantas veces, incluso hoy en día, estaba el control político y económico de la zona.
Otros tiempos, otras gentes