La foto y su pie: Vigilancia gatuna
Subida en su atalaya, controlando el pasar ciudadano, la gata vigila atenta el descansar somnoliento de sus crías tendidas al sol.
Tan solo alerta su cuerpo y estira las orejas si algún viandante ese acerca demasiado o pretende asomarse más allá de la puerta que vigila.
Ni los ruidos del tráfico, ni el discurrir ciudadano de la mañana alteran su estar.
Me acerco a la puerta. La gata se encrespa, se levanta arqueando su cuerpo y me enseña los dientes. Desisto de acercarme más y sigo mi camino.