Nunca es tarde para la sorpresa y, menos aún, para el asombro
Nunca es tarde para la sorpresa, reza el dicho, y menos aún, agrego yo, para el asombro.
La mayoría de los que seguís estas estampas omi blog, conocéis sobradamente mi posición con respecto a la interesada utilización del llamado lenguaje “políticamente correcto” y de la manipulada intencionalidad política que se oculta tras las expresiones “progreso” y “progresista” que el sanchismo ha vaciado por completo de su originario contenido político e histórico para utilizarla únicamente como acusación negativa contra aquellos que intentan discrepar du sus ·verdades absolutas”.
Ha ya tiempo también que una nueva expresión está siendo impuesta por la progresía bien pensante en el Lenguaje buenista, inclusivo y con mirada de género: el revisionismo. Una distinta lectura de la Historia analizándola no en su realidad, sino en su adecuada adaptación al pensamiento de los que revisan, sus ideas o sus intereses, lo que también se viene llamando “el relato”, que, en la mayoría de los casos, nada tiene que ver con la realidad. Cuentan lo que sucedió en un idealismo utópico, fuera de su auténtica realidad y totalmente ajeno al contexto de su época.
Y este movimiento no es solo español, aunque creo que aquí está más acrecentado al menos en lo que a Historia se refiere, que en otros lugares. Estamos cayendo en una pendiente resbaladiza que nos está llevando hacia una censura total
Ejemplos podría poner a cientos pero voy a centrarme solo en el último que he encontrado:
En una Universidad de una localidad del Reino Unido, cuyo nombre no me atrevo a escribir por no dominar el idioma, las autoridades decidieron eliminar una parte de un poema del griego Simónides de Amorgos, ya que podía disgustar a algunos estudiantes por la imagen que da de las mujeres. La decisión se produjo pese a que no hubo ninguna queja previa por parte de la comunidad estudiantil con respecto a un texto de 118 líneas, y nada menos que de dos mil años de antigüedad y utilización en las Universidades, y en el que se explica que el dios Zeus creó diez tipos de mujeres cada una representada por un animal o un elemento. Unas tienen connotaciones negativas mientras que las que provienen de las abejas son consideradas buenas esposas. Habrá también de saberse que, hasta ese momento, los universitarios que al tal escrito accedían encontraban una alerta que les indicaba que el escrito en cuestión era “un claro ejemplo de la misoginia extrema en la antigua Grecia” y que como obra antigua “debía entenderse en su contexto”. Bien traída conclusión que algunos ya conocíamos desde la época de la Enciclopedia Álvarez cuando, según estos revisionistas actuales, éramos unos incultos, retrógrados, anti progresistas y misóginos.
“Cuando comienzas a censurar las listas de lectura, estás poniendo un pie en la pendiente resbaladiza hacia la censura” asegura el profesor Ewen Bowie, de la universidad de Oxford, quien agrega: “Si aplicamos este mismo tipo de censura a las noticias actuales terminaríamos con una visión del mundo limitada e ignorante”.
Pues aquí paz y, después, gloria.