Mañana es Nochebuena
No quería yo, queridos amigos, dejar pasar estas fechas sin dedicar unos segundos a lo que ha sido, un año más, esta casi diaria comunicación con ustedes.
Mañana celebramos la Nochebuena, una noche especial para un día más especial aún. Y esta realidad es así para creyentes y no creyentes y, por ello, unos la viven desde la Fe y otros desde la tradición y las costumbres. Sea como sea, a lo largo de la Historia y desde hace ya más de dos mil años, el acontecimiento se repite y se renueva. Por todas estas circunstancias vienen a ser unos días en los que todos queremos ser mejores, nos sentimos más generosos, más abnegados y más abiertos a los demás, incluso más humildes, virtud esta que no se prodiga mucho en los actuales tiempos de predominio de las Redes Sociales y el postureo.
Y tras la Nochebuena vendrá el día de Navidad , día que unos pasarán en una larga mañana de resaca y otros, con la alegría renovada de su fe renovada, quizás recordando los villancicos de su niñez o aprendiéndolos en la voz de los abuelos. Yo, que ya soy abuelo, recuerdo con nostalgia aquellas Nochebuenas de zambombas, panderetas y bandurrias recorriendo las calles antes de la Misa del Gallo.
Ya, ya sé que esto no va con el pensar de los nuevos tiempos, ni el hacer de lo progre; y menos aún del Lenguaje de lo políticamente correcto. Pero ¿sabéis?: me da igual
Hoy quiero despedirme con estos versos que escribí allá por 1.967
Gastados picachos de mi tierra
cuna de toscos pastores
poneos vuestro velo blanco
que la Nochebuena viene.
Rumia el antiguo rabel
romances de lobos pardos,
y pandero y almirez,
con sus bordes desgastados,
acompañan con sus sones
a las manos del anciano.
Resonar de la guitarra ahumada
compañera del zurrón, del cayado.
Pastores de la alquería
que caminan al poblado…
Voces de bronce sonoro
Cabalgan en viento helado.
A todos, Paz y Bien. ¡Feliz Navidad!