Don Atilano, el obispo originario de Trascastro, se jubila

Don Atilano, el obispo originario de Trascastro, se jubila

El Obispo de la Diócesis Sigüenza-Guadalajara, el cangués de Trascastro, Atilano Rodríguez, acaba de poner su cargo a disposición del Papa Francisco tras haber cumplido, el pasado l 25 de octubre, 75 años. Se trata de un trámite obligatorio de acuerdo a las normas de Derecho Canónico al llegar a esta edad, aunque, tal como ha adelantado, la decisión tardará “al menos unos meses en hacerse efectiva.

Entretanto, seguirá siendo obispo “hasta que el Papa considere oportuno el hacer el nombramiento de un nuevo obispo para la Diócesis”.

Monseñor Rodríguez ha celebrado sus Bodas de Oro sacerdotales y sus Bodas de Plata episcopales.

Pero además de su cumpleaños, monseñor Rodríguez ha celebrado sus Bodas de Oro sacerdotales y sus Bodas de Plata episcopales. Dos efemérides por las que, según ha confesado en los micrófonos de COPE Guadalajara no duda en dar gracias a Dios, que me ha permitido llegar hasta aquí, y también a tantas personas que me han ayudado a lo largo de mi vida: durante mi infancia, en los años del seminario, en las parroquias que he servido y en las distintas responsabilidades o en las distintas diócesis en las que he tenido que ejercer el ministerio episcopal”.

Nacido un 25 de octubre de 1946 en Trascastro, pueblo de la parroquia de Leitariegos, perteneciente al concejo de Cangas del Narcea, este afable asturiano ha evocado con alegre nostalgia sus sencillos orígenes en aquella pequeña aldea de la España despoblada en la que quedan 20 habitantes en estos momentos

Ha evocado con alegre nostalgia sus sencillos orígenes en aquella pequeña aldea de la España despoblada en la que quedan 20 habitantes en estos momentos”

A sus 75 años de edad, a Don Atilano se le vuelven más vívidos los recuerdos de su infancia “en el seno de la familia, en la que he sido muy feliz, donde he disfrutado del cariño de mis padres y hermanos”, pero también en compañía de sus compañeros de colegio, “con los que tenía una gran relación de amistad y de cariño y compartía las diversiones sencillas, pero que nos hacían a todos vivir felices”.

Fue en ese ambiente en el que se gestó su vocación sacerdotal y, tal como ha apuntado, “gracias al testimonio de un sacerdote que estaba en aquel momento en la parroquia, y gracias también a la reflexión que me hizo mi maestro, me fui al Seminario”.

Sin embargo, al cabo de medio siglo de ejercicio sacerdotal, ha confesado que con 11 años no tenía muy claro qué es lo que significaba ser sacerdote ni sabía muy bien si llegaría a serlo, garantizando que fueron los años de seminario “los que, fundamentalmente, me ayudaron a hacer una reflexión sobre lo que significaba el sacerdocio, a formarme y, llegado el momento, a tomar la decisión de continuar en la vocación iniciada que, poco a poco, va madurando en mi vida“.

Efectivamente, tras cursar estudios eclesiásticos en el Seminario de Oviedo, el joven Atilano recibe la ordenación sacerdotal en su parroquia natal de manos de monseñor Gabino Díaz Merchán el 15 de agosto de 1970, prestando sus servicios en las archidiócesis de Zaragoza y de Oviedo.

El  5 de enero de 1996 fue nombrado obispo auxiliar de Oviedo y el 18 de febrero de ese mismo año recibió la ordenación episcopal.

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R. Mera

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