El cierre del Julter llenó la plazoleta de melancolías
Llegado el momento, el Julter corrió el cierre y el silencio se abatió sobre el local junto a gratos momentos de muchos cangueses e historias y anécdotas de otros más ya desaparecidos.
No sé si será tristeza, quizás melancolía, quizás rememoranzas de otras épocas y tiempos. El caso es que el paso por la plazoleta impregna el ánimo de tristeza. Antaño viva, bulliciosa siempre en verano, acogedora al sol de la primavera y el otoño, tal parece que la niebla del olvido ha venido a abatirse sobre ella. Y ha bastado el correr de un cierre.
En el mundo de la hostelería se comenta que será muy difícil que vuelva a abrir. Hablan de lo disparatado de la renta, de la necedad de invertir para modernizar y adecuar a las nuevas normas… de revitalizar…
De momento el cierre ha llenado de tristeza la plazoleta y el corazón de muchos cangueses aunque aún queda un resquicio para la esperanza.