El viaje de Jovellanos a Cangas (III)
Vamos a seguir con el diario de don Gaspar y a rematar su viaje
El jueves día 13, pasa toda la mañana en casa y por la tarde se acerca a Corias: “su refectorio, cien pies de largo y treinta de ancho. Quieren compararle al de San Millán, pero es muy inferior”. Seguidamente acude a un convite. ¿Adivinan dónde? Efectivamente, a casa de la viuda de Miramontes. Después “A casa. Las muchachas proyectan ir mañana a la vendimia del conde, a Limés; entran en un frenesí de alegría, salen a convidar a…y aquí una larga relación de nombres de mujeres y hombres que me da muy poco vendimió ninguno de ellos si es que vendimiaron algo. No nos lo aclara D. Gaspar que no hace ninguna referencia al día, tan solo que la gente volvió “muy alegre”.
Y describe:
“Se va acabando la cosecha de vino: este año es muy corta, como el pasado; será un tercio de lo regular, que aquí se calcula de once a doce mil `cuepas´ en todo el concejo, y, teniendo cada una dos cántaras, equivale a veinticuatro mil castellanas, que reguladas a veinticuatro reales por cántara, suman 29.000 duros, poco más o menos; algunos años, ha llegado el precio a 70 reales la `cuepa´ y, por consiguiente, el precio regular se debe suponer mayor.
El domingo día 17 acude a misa. Paseo con D. Joaquín de Nando. Tarde fresca, llovizna.
Continuó lloviendo todo el día siguiente. Acude de nuevo a Corias. El miércoles día 19 cambia de nuevo el tiempo. Trabajó en la trascripción y traducción de una piedra traída de Cibuyo “arada con cuchillo o navaja y no labrada, de bella letra, pero borrada a base de lavados”.
No llegaron las caballerías de Salas y por lo tanto no pudieron emprender camino al día siguiente que “apareció bellísimo”. Salen a tomar el sol al pórtico de la iglesia “con bellísima vista de la Vega de Entrambasaguas”. Por la tarde baja a Corias pero no están los monjes. “A paseo, beber con Toreno, diversión; despedida., Resoluciones de viaje”
El viernes día 21 sale la comitiva de Cangas con gran niebla. Pasan por Corias, Retuertas y la Gubia, Tebongo, Carriles, Arganza, La Llama, Mirallo, Gera, San Martín de Semproniana, Santiago, Quintanilla, Neurón (donde comen) Piedrafita y Tineo. Siguen por el Pedregal, Bedules, La Pereda, Bodeyana, La Espina, Braña, Meana. El Couz, Valloria, La Borra y Salas.
“Camino con mucha fatiga por la mala cabalgadura. Nos anochece en la cuesta; se baja a oscuras, a pie, y con gran trabajo. Cenamos, y temprano a la cama”.
Y hasta aquí, los viajes de Gaspar de Jovellanos por estas tierras, espero que, sino ilustrado, al menos les hayan entretenido.
Por cierto. Preparando otras estampas me encuentro que Mario Gómez y Gómez señala en uno de sus escritos que sus padres compraron la casa a la aquí tan nombrada Miramontes, la situada en La Refierta y en cuyos bajos se encuentra el Bar Julter.