Un 16 de julio allá por los ochenta

Un 16 de julio allá por los ochenta

Aconteceres de la más emocional mañana del año

16 de julio. El sol asoma sus tímidos rayos por entre las torres de la Colegiata bañando en mil juegos de luces el campanón que, pronto, ha de hacer oír su bronca voz por calles y prados.

En el Paseo, junto al Boni, aún quedan hijos  de la  anoche de los fuegos. Paco “Potes” pasa con su camión de riego quitando el sueño a las aceras. Menendo dirige el nulo tráfico en la esquina y Villabol, como no ha desayunado y no puede tomar alcohol, bebe copas de orujo invitando de paso a los transeúntes. Dominguín, descamisado, pasa deprisa con cara de padre preocupado. Unos jóvenes descabezan un sueño en el banco del Hotel, Los primero viajeros llegan al ALSA y son invitados insistentemente a tomar orujo.

Poco a poco,Cangas se despereza de una noche larga en cantos y corta en sueños.

En las mesas, los hijos de Concha “la frutera, con sus mujeres y otros jóvenes matrimonio trasnochadores, aún cuentan con suficientes energías para seguir cantando y bromeando. Poco a poco, a media que el sol va alzando sus rayos, Cangas se despereza de una noche larga en cantos y corta en sueños.

Por la calle Mayor pasan tocando Antón y “La Pelgarada” no sabemos si a diana o a retreta. Para ellos el día y la noche son principios sin fin de música y alegría. El sueño no existe.

Los voladores suenan nuevamente junto al Molín de Entrambasaguas. Los muchachos del Cachu y la Parva van confluyendo sobre el puente. Hay que preparar la descarga mañanera. Se olvida el cansancio y se colocan voladores.

-Sandalio, ¡búscame mecha lenta!

-¡Que te la busquen Agudín o Chimo, yo no puedo!

Y Ángel Luis remunga y protesta. D. José, el cura, y Pablito preparan una ramilletera

-¡Esta va ser gorda!

Las calles se van llenando de gente. En la puerta del Julter, en la plazoleta, Manolín el municipal, fuma el primer pitillo. Dentro, Ramonín pide un blanco

– Con Casera, por favor, aclara con exquisita educación.

Va trajeado y pide a Tino que le haga el nudo de la corbata. Crece el ritmo de los estampidos. El campanín lanza sonoros tañidos de alegría sobre calles y tejados.

Esta mañana, la ermita de Ambasaguas parece aún más guapa.

Dentro, la imagen de la Virgen se halla dispuesta para efectuar su anual visita a la Colegiata. En el ambiente se mezclan fervor, curiosidad y folclore. Llega la fanfarria. El Son d´Arriba ultima sus instrumentos. El eco del campanón pone contrapunto a la alegría saltarina del solitario esquilón. Alegría de colores, cantos en la iglesia, conversaciones y saludos, estampidos de pólvora, música de gaitas… Majestuosa, la imagen de la Virgen queda enmarcada en la pequeña puerta. Ahora, ahora comienza de verdad el día 16. Y lenta, alegre y ruidosa, se inicia la procesión. Y se mezclan los cangueses alrededor de su Virgen… Y la miran, y caminan a su lado, y se saludan unos a otros, y siguen estamplando a ritmo los voladores

-¡Dala, dale Agudín!

-¡José, enciende la mecha!

-¡Aprisa, aprisa, que ya llegan!

…Y queda la mano prendida en la mecha; y sube in crescendo el atronador sonido; y entran a ritmo los tiradores, y la máquinas. Se mascan humo y pólvora. Es el preludio. Son los primeros acordes de una sinfonía de pólvora que hallará su cénit en la Descarga de la tarde cuando la Virgen vuelva a su ermita.

Banderas y colchas en los balcones; sonrisas en los labios, muyerinas que se asoman tímidamente a las ventanas musitando una oración aprendida en la infancia y arrojando un beso a la Virgen con la punta de los dedos.

Empinada calle de Arrastraculos. Ayer y hoy de Cangas en sus piedras. Se estrecha la procesión y apelotona. Caras devotas tras las acristaladas galerías. Navega la imagen sobre un mar de cabezas. Están llenas las almenas. Crece la procesión.

Procesión mañanera. De la colección de Monchi Navarro

-¡Arriba la Parva!.. Y secas y silbantes tandas de voladores llenan de nuevo de humo el cielo cangués.

Calle Mayor. El sol brilla con fuerza. Están llenas las terrazas. Toda la calle es una serpiente multicolor. La fanfarria marca un ritmo de  marcha pegadizo. “El Raposo” actúa de improvisado director y jóvenes de las peñas pasan bailando en su seguimiento.

La larga noche anterior no ha hecho mella en ellos. Todo es cuestión de no dejar enfriar el cuerpo.

Ahora pasa el Son D´Arriba: gaitas, clarinetes y tambor concitan a la grey infantil que los sigue alborozada-

-¡Xipla fuerte Neto!. ‘Daile aire Serranín!. ¡¡Redobla Divino, coime!!. ¡Al ritmo Chapinas!

Y allá van unos y otros camín del Asilo. Justo es que a nuestros mayores llegue también el aire rejuvenecedor de las fiestas. Hay pastas y vino. Las monjitas se desviven; y se baila, y se canta, y chisporrotea en las gastadas pupilas un punto de ilusión…

Después vendrá la monótona cantinela de los días iguales. Hoy es EL CARMEN.

En la Plaza de La Refierta corre la sidra. Pisco, Pepe “El Quesero” y Gayón cantan sin descanso. Van llegando los muchachos de las peñas: Avello, Arturo, Juan, Nel, Rodri, Vede, Balbino; Falo, José, Ángel Luís… el coro se amplía… se incorporan voces femeninas… toda la plaza es un inmenso coro. Y las canciones de siempre se van desgranando… De pronto, Pepe cambia el ritmo y las habaneras se enseñorean del aire. Se canta con ganas, con ilusión, con amor a Cangas y a lo cangués

-¡Echa un culín, ho!

-¡Sabes esa de “Aldeana sencilla”

-Sabémoslas todas

-¡Pues dale!

La cuba móvil de la peña El Cachu hace su aparición entre aplausos. Vino de Cangas para todos.

-Oye Solís, toma el cacho

-Pásaselo a Ángel y que siga corriendo.

El espeso caldo cangués vuela milagrosamente sobre las cabezas cobijado en clásicos cachos de madera. Es imposible dar un paso por la calle Mayor.

En la plazoleta del Ayuntamiento, junto al Moreno, Gabriel Dupont escancia sidra a Lobato y al cura del Acebo. Don Herminio ríe a grandes carcajadas el último chiste.

Más atrás, entre el Blanco y el Casintra, se canta y se toman vermú y compuestas. Hay vasos por mesas y sillas. Cándido, “El Jefe”, ultima con Jose y Pablito los últimos detalles de La Descarga.

-Hay que cuidar la entrada de las tablas y no debe caer el ritmo. Y los de la Andolina que estén atentos al cierre.

Tino “Turrones” sentencia: Descuida, no fallaremos.

El sol cae a plomo. Los efectos de la noche anterior y el alterne continuo comienzan a notarse.

El sol cae a plomo. Los efectos de la noche anterior y el alterne continuo comienzan a notarse. Espera la xanta. Es día de truchas y cordero, de brazo de gitana, de ensaladilla…

Habrá que dormir un poco; queda una larga tarde y una larga noche.

Sin embargo, abajo, junto al Molín, los hijos de los fenecidos Pablo y Braulio han comenzado a colocar voladores… Todo habrá de estar listo para la Descarga.

Y cada socio va encendiendo su barreno:Jorge Avello, Julio Cuervo, Pedro “El carnicero”, Pepín Villa, Mario “El dentista”…

Apenas un par de vueltas en la cama cuando los potentes barrenos del Voladorón, haciendo retemblar cristales y lámparas, llaman de nuevo a la acción. Uno a uno, diversos socios de los muchos que componen esta peña encienden su barreno: Jorge Avello, Julio Cuervo, Pedro “El carnicero”, Pepín Villa, Mario “El dentista”…

Las calles canguesas se van llenando de vehículos y forasteros. Un par de apresurados cafés para despejar y de nuevo a la acción. Se montan apresuradamente máquinas y ramilleteras. En los Nogales, en el Molín, en la explanada de Ambasaguas, todo es movimiento y nervios contenidos…. Van llegando tiradores… Se ultiman detalles…Se preparan mechas… Las colinas que rodea a Cangas se van poblando de curiosos. Los balcones, las almenas, las terrazas, las ventanas…cualquier sitio es bueno. Se acerca la hora de la Descarga. El ritmo de los barrenos del Voladorón sigue creciendo.

Tero dispuesto a dar la señal. Junto a él el auor grabando para RNE

La procesión ya ha salido de la Colegiata. De nuevo cánticos, música y fervor. Los nervios crecen a la orilla del Narcea. Los tiradores en su sitio, las máquinas listas, las mechas dispuestas. Los tiradores del mañana abrazan cariñosamente los voladores dispuestos a apurrir sin fallar. Cándido Puente, en el Lagarón, hace girar nerviosamente el silbato. Ya suenan. La Virgen está sobre el puente. Luis López, Tero, alza el pañuelo dispuesto a dar la entrada a las máquinas de Los Nogales… Se contienen la respiración, se acelera la sangre, se oprimen los corazones… ¡Ahora!.. Suena el silbato. Baja Luis el pañuelo y… una galerna terrestre estalla sobre Cangas en encendido homenaje a la Virgen del Carmen. La DESCARGA ha comenzado.

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R. Mera

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