1.935. Pequeños grandes avances en el concejo
Cangas en 1.935
Saben muy bien mis lectores la propensión que tengo a contarles pequeñas cosas de estos concejos del Suroccidente astur, especialmente de Cangas. Pequeñas cosas quizás para el común de las gentes de otros lugares, especialmente de aquellos más habitados, pero que para nosotros tuvieron y tienen gran trascendencia.
Y así, puede resultarnos ahora rarísimo el señalar que cuando finalizaba 1.935, el camino que debía de unir La Regla con Monasterio del Coto, no estaba terminado, tan solo estaba el final faltando los dos primeros tramos programados. Imagínense pues la alegría de los vecinos de los pueblos afectados cuando la Corporación canguesa, presidida a la sazón por don Antonio Arce, consigue de la Junta del Paro Obrero, la cantidad de 85.000 pesetas, una cantidad más que notable para aquellos tiempos aunque ahora tan solo serían 511 euros.
Pero aun fue mayor el contento, por cuanto la misma Corporación logra 45.000 pesetas (270 €) para poder seguir con la construcción del primer tramo del camino, que no carretera, que llevaba de Pambley a Mieldes.
No creo que sea muy difícil entender la importancia que estos hechos supusieron para los bisabuelos y abuelos de las actuales generaciones. En su juventud vieron abrirse una carretera de tierra que favorecía más que notablemente sus comunicaciones y ahora son capaces de consultar una aplicación para ver cuando se vacunan o comunicarse con sus nietos y biznietos con un móvil. Y todo ello en poco más de 80 años.
Contento pues para unos y otros vecinos, pero mayor aún para la villa por cuanto le llegó una inversión, nada menos que 50.000 pesetas (300€) para la construcción en la misma nada menos que un Instituto de Higiene.
Pero no eran aquellos buenos años para el concejo, no. La pobreza estaba muy presente, tanto es así que un grupo de jóvenes de la villa se pusieron a la penosa tarea de ir de casa en casa solicitando una limosna para los pobres, pudiendo así éstos pasar relativamente bien la Nochebuena, pues fueron socorridos con donativos como aceite, carne, chorizo, y legumbres secas.
Por iniciativa de los mismos jóvenes postulantes, los niños pobres de Cangas recibieron juguetes que les fueron repartidos a domicilio durante la noche de Reyes. También por la Junta Benéfica pro Infancia fueron obsequiados con una función de cine durante la tarde del día de Reyes.
Acababa 1935 y prácticamente nadie adivinaba lo que se les venía encima en el año que iniciaban.