¡GRACIAS, GRACIAS, GRACIAS!
Sentado en el muro del puerto viejo de Luanco dejaba que el suave runrún del agua contra las piedras se colase dentro de mí procurándome un relajante bienestar. Bienestar que se acentuaba con la compañía de Maribel y la pausada degustación de una cerveza, algo que efectuaba cumpliendo el mandado que me había sido dado por mi compañero, y sin embargo amigo, Miguel Ángel Pérez. Pero sepan mis lectores que hay mandatos que da gusto cumplirlos.
Maribel sacó su móvil y comenzó a leer felicitaciones que había llegado al mismo. En ese momento se acercaban a las trescientas según informaba el sistema de conteo de mi perfil. Y es que como ya anunciaba Don Hilarión, “las ciencias adelantan que es una barbaridad”.
Los nombres salían uno tras otro con la correspondiente fe litación y alguna que otra nota personal, festiva o recordatoria hacia mi (mi persona, diría Pedro Sánchez). Comprenderán ustedes que muchos se me escapasen y que incluso no lograse en alguna que otra ocasión poner cara al remitente. Sin embargo, y creo que esto ya lo he contado en alguna ocasión, clasificaba su origen según la forma en que a mí se dirigían
-Si me nombraban como Pepe, eran de Berzocana, de algún lugar cercano, o de quienes me habían conocido en mis años de niñez y juveniles extremeños.
– Si signaban Don José Luís, eran sin duda alguna de mis alumnos de Soto de la Barca, y si suprimían el don, de algunos colegas de mi juventud madrileña
– Si aparecía Don Mera, los mensajes correspondían a mis alumnos de Cangas, que así me continúan llamando, o a sus mujeres, maridos o hijos, pues no han sido pocos los que contagiaron a unos y otros esa manera de dirigirse a mí. Diré aquí que préstame mucho.
– El Mera (el más abundante) corresponde a los cangueses, compañeros de medios informativos por los que anduve (fueron muchos los que me recordaron), amigos de Madrid, Navalmoral, pueblos de esta comarca y otros muchos desparramados por muy diversos lugares.
Y así los iban distribuyendo mientras Maribel seguía con su monótona cantinela: Inés Pastor; Antón Fuertes; Mario Gómez, Rebustiello, Mónica Fernández, Gregorio Serrano, Marisa López, Jose Vallinas, Elena Díaz, Marcelino Marcos, Fernando Miranda,Armando Val, Miguel Cabanellas…..De vez en cuando buscábamos la cara correspondiente y así íbamos avanzando. Estaba empezando a conturbarme con tantos buenos deseos. Cuando ya andábamos llegando a los doscientos más decidimos parar y festejar la ocasión sentándonos alrededor de una buena mesa equipada con variados productos del mar que tan cercano teníamos.
Camino de vuelta, aún me leyó Maribel otros tantos mensajes, pero cortó decididamente cuando se acercaba a los trescientos y el sueño comenzó a pesarle en los párpados.
Esta mañana me he puesto a leerlos todos. Me he sentido abrumado pero orgulloso. No lo habré hecho tan mal cuando cientos y cientos de personas me animan a seguir con mi blog y a seguir contando historias de hoy y remembranzas del ayer tanto de Cangas como de mi pueblo natal Berzocana. Mientras pueda y cuente así con vuestro apoyo, seguiré. Vuestra fuerza puede más que el peso de los años. Y os adelantaré que están muy cerca de entrar ya en el horno dos libros: “Remembranzas festivas canguesas” y “Remembranzas berzocaniegas”.
Como a uno a uno es imposible daros las gracias a cuantos me felicitasteis, lo hago con estas líneas en un eterno agradecimiento por lo que ello supone para alguien que está ya cerca de cumplir su ciclo vital.