Acercamiento a la patata. ¿Cómo se apañaron casi 8.000 años sin ellas?
Pues si lo piensa un momento comprenderá cual podría ser la situación de nuestros antepasados para cocinar sin patatas, algo que gran parte de la humanidad vino haciendo desde sus inicios hasta 1.560, hace unos cuatrocientos sesenta años, aunque los preincaicos americanos ya las utilizaban muchísimo antes. Es decir: nuestros antepasados estuvieron allá por 8.000 años sin patatas ni maíz y tan solo unos quinientos con ellos
Y fíjense, dicen los historiadores que existe la posibilidad de que nuestros ancestros no hubieran sobrevivido en Europa de no ser porque los conquistadoras trajeron uno de los secretos mejor guadados en la recién descubierta América; la patata. ¡Cuánta hambre habrán quitado las humildes patatas!
Durante siglos, este alimento era un seguro de vida para los depauperados campesinos y también por ser un alimento escamoteable e invisible a primera vista por su larga vida en el subsuelo, incluso hasta para los ladrones, y no digamos para los inspectores al servicio del poder.
Los primeros europeos que quedaron sorprendidos por el poder de este “mágico alimento” de tan aparente escasa entidad y baratura, y de su facilidad de cultivo y recolección, serían los soldados que acompañaron al explorador español Gonzalo Jiménez de Quesada, allá por el año 1.537, pero su entrada y puesta de largo no se efectuaría hasta 1.560, siendoPedro Cieza de León su valedor en este lado del océano.
Miren: De León cargó una pequeña nao llamada La Galeota con una docena de toneladas de patatas sobre una base de sal para frenar la descomposición por la humedad ambiental y se cree, ¡fíjense bien!, que probablemente en la misma embarcación incluyó de forma meramente accidental, unas mazorcas de maíz. Dos de los elemento esenciales en la lucha contra las hambrunas de América a Europa.
Pero claro, no todo iba a ser tan fácil. Al llegar a Sevilla, a la Casa de Contratación, los inspectores reprocharon al navegante la inutilidad de las dos alternativas gastronómicas(patata y maíz) invalidando de facto cualquier proyección comercial y abandonándolas a su suerte; pero el navegante español, a la vista de los acontecimientos, decidió guardarse varios kilos de ambas al objeto de cultivarlas en la alquería de sus padres en Llerena (Badajoz). Este detalle supuso con el paso del tiempo la creación de una economía estable para la familia y la práctica desaparición del hambre en la misma. Habría de pasar más de un siglo hasta que el gran público la consumiera de manera regular, y esto sucedería porque la realeza puso de moda su consumo.
Pero los españoles inicialmente tan solo usaron estos productos para paliar el hambre en situaciones extremas en las que, ignorando sus propiedades, la ingerían como recurso último de supervivencia. Y tanto aquí como en el resto de Europa fue considerada más como planta ornamental en los jardines de la aristocracia que como alimento.
Su cultivo, como el del maíz, inicialmente se circunscribió a zonas minifundistas como alimento alternativo al trigo aunque su producción era muy reducida en relación con sus potencialidades como alimento de choque.
Las patatas permitieron el desarrollo de la navegación española tras el descubrimiento, ya que eran fáciles de almacenar y no se estropeaban en los viajes. Se utilizaban complementadas con el pimentón.
Fueron los italianos los que, debido a su pasión por las trufas, empezaron a consumirlas y a cultivarlas hacia 1.588 llamándolas, tartufoli, algo así como trufillas, pero fue en la famélica Europa central donde empezó realmente su consumo, al principio como planta forrajera nada más, o como un “esnobismo” cortesano. Luego, a causa de las terribles hambrunas que asolaban los pueblos después de cada guerra, empezaron a ser consumidas por los agricultores alemanes.
En España la cosa fue más despacio y a pesar de haber sido los primeros importadores y aclimatadores, su cultivo nos llegó de rebote y gracias al eclecticismo de la casa de Borbón que veía cómo sus súbditos se morían de hambre sin que el Clero, propietario de las mejores tierras de cultivo moviese un dedo por paliar tanta miseria.
Y así llegaron a Galicia y Asturias
Aquí a nosotros nos llegan tras la crisis cerealera de 1.769 y la terrible plaga que diezmó su población activa. Galicia se moría de hambre y, a pesar de opiniones como las recogidas en 1771 en la «Marina» lucense que decía que las patatas: “… no tienen estimación, ni personas de conveniencia las gastaron para su alimento sino para la ceba de puercos”, los pobres agricultores gallegos y asturianos que se hallaban en la misma situación, influidos por las costumbres que traían los marinos ingleses hasta sus costas, trabajaron arduamente en su cultivo. Éste no alcanzaría su expansión hasta ya iniciado el siglo XIX. Y desde entonces ya pudimos llegar todos a la gran tortilla española.
El Boletín de la Real Academia de Historia de 1953 dice: el maíz, cultivo propio de América, llegó a Europa en 1604. Al contrario de lo que hemos señalado antes con respecto a Llerena (Badajoz), dice que se plantó por primera vez en el continente europeo, en dos parcelas de Mondoñedo y Tapia de Casariego. Lo habían traído el asturiano Gonzalo Méndez de Cancio y su esposa, la mindoniense Magdalena de Luaces .
Y lo que son las cosas, no ceo que sean muchos los que sepan que también a Asturias llegan desde Américas las “fabes” o alubias, base de un plato regional muy conocido y difundido, aunque no “de siempre” como suele decirse, sino tan solo del siglo XIX , como insistiría el difunto José Caso.
La introducción de la patata en Asturias fue más tardía y tuvo mayores dificultades que el maíz; aunque unas veces vencidas éstas, su éxito fue no menos inmediato que el llamado “pan indio”. Aquí, la primera descripción de la patata, otro apunte desconocido en gran medida, está relacionada también con otro grupo marginal, los vaqueiros. Escribe Jovellanos en su novena carta a Ponz que “hay algunos que a la cría de ganados juntan el cultivo de las patatas, y los que así lo hacen, apenas conocen otro alimento que este fruto y la leche; recuérdese que todavía hacia 1817 se leía a los campesinos en días festivos una real orden que recomendaba a las autoridades locales y a los párrocos que aconsejasen el cultivo de la patata, contra la que había grandes prevenciones”. Esto es: que aunque algunos vaqueiros las cultivasen, el resto de los asturianos las rechazaban.
¡Y cómo han cambiado las cosas de entonces acá!.
Ya saben: Otros tiempos otras gentes.