La fundada algarada de Tineo de 1.931
FOTO:Plaza de Tineo el 14 de abril de 1931. José Ángel Fernández
Si como les contamos en su día con la narración de lo acontecido en Cangas con la toma de su ayuntamiento por los serranos en 1890, cansados de sentirse marginados y manipulados por los caciques del entorno; en Tineo, adentrado ya el segundo tercio del siglo XX, también mostraron su disconformidad con las maniobras de los caciques, en este caso para obtener los asientos municipales manipulando descaradamente la urnas electorales para conseguirlo
Les explico: El 12 de abril de 1.931, los resultados de las votaciones, según publicaron entonces las fuentes municipales, habían dado como ganadores a los Conservadores monárquicos frente a una escueta minoría alcanzada por los Independientes republicanos que, por primera vez, acudían a unas elecciones municipales en Tineo.
Descubiertas por éstos las artes caciquiles empleadas para hacerse con la victoria por los conservadores, y llegado el día de la toma de posesión del nuevo alcalde, una masiva manifestación que, muy exageradamente por cierto las crónicas de entonces cifraban en “millares de vecinos”, se concentraron ante las puertas del consistorio gritando, portando y agitando pancartas y artilugios diversos, muchos de ellos contundentes.
Tal fue el efecto causado a nivel regional que el Gobierno Civil de Oviedo anuló dichas elecciones y decretó una nueva convocatoria de las mismas a celebrar el día 31 de mayo de ese mismo año contando para su desarrollo con todas las garantías y controles
Los resultados de estas segundas votaciones fueron bastante diferentes a las primeras. Efectuado el escrutinio éste dio 18 concejales para los republicanos radicales, cuatro para los independientes; uno para los republicanos federales y 1 para los socialistas.
Se procedió a la elección de alcalde y su toma de posesión se efectuó entre el jolgorio y alegría tanto de los asistentes al pleno como de los que fuera aguardaban por no poder ya entrar nadie más en el salón. Salió elegido alcalde José Maldonado González. Éste sería más tarde miembro del gobierno regional republicano y también el último presidente de la II República en el exilio.
Como sucedió en Cangas, el pueblo, harto de comportamientos caciquiles y actitudes autoritarias de los más influyentes de la zona, se echó a la calle e hizo ver su fuerza haciendo a aquellos volver a la cordura, aunque para ello hubieran de actuar con contundencia.