La foto y su pie: Braceros del Arbolón
Hacía ya largo rato que las campanadas de la Colegiata habían señalado la medianoche. El tiempo avanzaba en su tic-tac implacable hacia la mañana del día del Señor San Pedro. Los braceros del Arbolón habían cumplido su tradicional misión y, relajados, felices y satisfechos de la labor realizada, reponían sus cuerpos del duro esfuerzo a que lo habían sometido.
En este año de 2020, su labor había sido discreta, un tanto callada, cumpliendo todas y cada una de las normas establecidas en estas duras fechas que estamos viviendo. Y así llegaron a la villa con contención festiva. Tan solo al enfilar la bajada de Rastraculos pudo más la emoción y el momento que aquella y se efectuaron los tradicionales y protocolarios vivas.
-¡Viva María L´Aire! ¡Viva el Arbolón!
Y así de felices y satisfechos posaron para la foto