Nuestra Señora y San Roque
Y el 15 de agosto Nuestra Señora. Con esta frase se pone fin en muchas ocasiones a charlas o discusiones relativas a fechas o festividades situando a ésta del 15 como referencial e inamovible.
Y a ella hemos llegado. Mañana sábado, renovamos esta festividad mariana aun cuando el dichoso virus haya venido a dar a la misma un giro inesperado y no conocido desde hace ya unas cuantas generaciones. Y precisamente por ello, la festividad religiosa desarrollará a lo largo del día sus liturgias quedando las profanas postergadas para mejores tiempos. Y son muchos, muchísimos, los pueblos, villas, aldeas y ciudades que concentran sus fiestas patronales o veraniegas en torno a esta festividad. Todo ha quedado suspendió y todo ha venido a dar a este verano, a este fecha, un aire de nostalgias envuelto en enfados y expresiones de impotencia. A todo lo largo y ancho de España son miles las localidades que mañana estarán silenciosas de música y pólvora, con su vecinos paseando recuerdos de pasados años en unas calles también semivacías.
Pero el sábado no se celebra, como cree el común, una festividad de la Virgen bajo una u otra advocación tal sucede con las del Socorro, Fátima, Carmen, Lourdes, Milagrosa, Pilar, Guadalupe…no, aunque así se haga en determinados lugares El 15, las Iglesias católica y ortodoxa celebran la Asunción de la Virgen en cuerpo y alma a los cielos. ¿Y qué es esto de la Asunción?. Para aquellos que ya olvidaron el catecismo, o para los que no le estudiaron pero si festejan el día, recordaremos que según la tradición y teología de la Iglesia Católica, la Asunción es la celebración de cuando el cuerpo y alma de la Virgen María fueron glorificados y llevados al Cielo al término de su vida terrena. Y abusando de mi pasado pedagógico señalaré que el término Asunción no debe ser confundido con Ascensión, la cual se refiere a Jesucristo. Éste ascendió a los cielo por sí mismo, la Virgen, su madre, fue asunta, es decir “subida”. Y advierto al lector que el término “subir” no ha de tomarse aquí en su estricto sentido físico, sino teológico, ya que ambas actos, asunción y ascensión, son “dogmas de fe” asumidos por los creyentes. Han de ser creídos sin más explicaciones
Es una festividad relativamente reciente por cuanto fue el Papa Pío XII el que, el 1 de noviembre de 1.950, proclama el dogma atendiendo las múltiples peticiones que desde todas las partes del mundo y desde 1.849 empezaron a llegar a la Santa Sede.
Pero no he de olvidar a San Roque, muy festejado aquí en el norte, y especialmente en nuestro vecino concejo de Tineo, y cuya celebración va indefectiblemente unida a la de la Virgen. “Nuestra Señora y San Roque” reza el dicho, ya que se celebran el 15 y el 16.
Es uno de los tres patronos de los peregrinos, de ahí su unión al Camino y Tineo. Su nombre significa “fuerte como una roca”. Nació en Francia entre los años 1.348 y 1.350. Quedó huérfano a los veinte años, vendió todas sus posesiones, repartió el dinero entre los pobres y peregrinó a Roma donde contrajo la peste. La tradición popular dice que curaba a los enfermos con solo hacer sobre ellos la señal de la cruz. Contrajo la enfermedad y, como no quería ser una carga para nadie, se arrastró hasta las afueras de la ciudad refugiándose en un bosque. Allí nació un aljibe de agua que le refrescaba la sed. Poco después, un perro llegó con un pan y se lo dio a Roque para alimentarlo; esto ocurrió por varios días, pues el perro sacaba el pan de la cocina de su amo, hasta que un día el amo decidió seguir a su perro hasta descubrir lo que ocurría. Entonces el amo del perro se encargó de cuidar a Roque y curarle sus llagas. Cuando se recuperó, regresó a la ciudad, donde siguió curando no solo a personas, sino también a animales.Por todo ello se le representa vestido de peregrino con bordón, sombrero y capa, con una llaga en una pierna, generalmente la izquierda, y acompañado de un perro, que suele llevar un pan en la boca o un ángel, aunque a veces son representados ambos.
