La foto y su pie.- Madera de toro
Ha devenido el toro en madera. Ha malmodulado el tiempo la carne en seca astilla deforme rota del añoso tronco originario. Tumbada en el verde primaveral de Extremadura, deja el árbol abatido que sus formas sean interpretadas por los ojos, tan cansados como sus piernas, del caminante que, perdida la senda, se ha adentrado en una floresta creciente de abril.
Juega el tiempo con las formas y la mente con las fantasías desbordadas de los imposibles posibles. Todo es viable en el mundo de la imaginación, incluso que el viejo tronco se convierta en una cuasi petrificada cabeza de morlaco muerto en el campo…y olvidado.