ENCLAUSTRADOS XI.- De hoy al ayer
Miércoles, día 25.-La Naturaleza sigue implacable su camino marcando y significando fechas ajenas por completo a crisis y virus sean del tipo que sean. Si ayer fue mi cumpleaños, hoy es el de mi hermano Miguel que cumple también su particular enclaustramiento en nuestro pueblo natal de Berzocana, Cáceres, en soledad, como tantos y tantos españoles mayores de pueblos y aldeas. Sí, también de ciudades, donde puede que incluso hasta sea más difícil. Setenta y dos apunta en la libreta de su vida.
Y es que ésta, nuestra vida, ha quedado suspendida enclaustrándonos en cada casa de pueblo o ciudad con las neveras llenas y las mascarillas listas. Nos estamos adentrando en un mundo desconocido que nuestras generaciones nunca había conocido. Ni siquiera en nuestra guerra incivil se obligó a la gente a recluirse de esta forma, ni mediando bombardeos.
También, en Madrid, se halla recluida en soledad mi suegra María, de Larna. Desde sus 93 años nos apunta que de niña la contaron que, como ahora, hubo una gripe de la que murió mucha gente en Cangas, “creo que se llamaba la Moda”, intenta explicarse entre las brumas del tiempo ido. Indago y doy con la clave. No era La Moda el nombre de la citada gripe. Mi suegra se refería a la mal llamada “gripe española” (surgió entre las tropas en Estados Unidos) e hizo estragos en todas partes. Asturias también se vio afectada y, especialmente lo fue el concejo de Cangas. Desde agosto de 1.918 hasta enero del año siguiente (unos cinco meses) la enfermedad hizo estragos entre una población que ya sufría la pobreza y el aislamiento. Murieron 700 personas de entre una población de 23.000.
La explicación que unos y otros daban en aquel entonces es fácil de entender
-¿De qué murió?, preguntaba el uno
Y encogiéndose de hombro respondía el interpelado
-De la enfermedad de moda. De ahí el malentendido de mi suegra. Ya les contaré más de esta gripe.
Ayer la tarde fue más animada. Echando una cervecitas de aniversario retrasamos la hora de la comida. Mis nietos me cantaron el cumpleaños feliz por el móvil, pero con imágenes, que ya somos todos muy modernos. Incluso, cuasi como si yo fuse presidente de gobierno predicando en red, estábamos todo a la vez en la pantalla: Cangas, Oviedo, Aranda y Berzocana.
Llamadas de familiares y amigos y cientos de felicitaciones de un lado y otro. Es la ventaja de tener dos patrias y por ende, los amigos por duplicado.
Aplaudimos a las ocho. Me lo habían comentado, pero ayer lo oí directamente. En algún lado, un volador indicaba el inicio de los aplausos. Sonó hacia el centro de la villa, o hacia La Vega. En el barrio cada vez somos más: la familia del balcón de enfrente se anima y los más jóvenes golpean utensilios confeccionados con madera reforzando, al igual que hacen las castañuelas de Maribel, el sonar de los aplausos
Y así nos hemos metido en primavera, en época de bautizas, bodas y comuniones. En época de , Semana Santa,fiestas y Ferias aquí y acullá. No estamos hechos los españoles (ni los italianos) para estos confinamientos, y menos cuando el sol llega alegrando campos, jardines y caminos. Somos gente de calle, de alternes y cotilleos, reconozcámoslo. Mas, de momento, esperemos en casa.
Paciencia y feliz jornada