La foto y su pie.- Caracol, caracol
“Caracol, caracol, saca tus cuernos al sol…” recitábamos en torno al mismo los niños villuercanos en los inicios de los años cincuenta cuando la primavera mostraba sus primeros calores. Y aún se sigue haciendo en muchos lugares. Y seguirá mientras haya niños y caracoles. Quizás los de ciudad hayan de hacerlo en la realidad virtual de sus máquinas de entretenimiento.
La mañana septembrina asturiana ha salido primaveral y el caracol ha decidido darse un paseo por el pasamano de la casa. Aún no ha sacado sus cuernos; esperará a que el sol trepe más hacia lo alto y sus rayos calienten su cuerpo agazapado bajo la concha.
Desde su improvisada atalaya contempla como Larna se despereza de nieblas y orbayos y llena el paisaje con sus verdes montaraces y sus pardos de prados agosteños que, a la izquierda, trepan montaña arriba.
Más cerca, casi debajo de su concha, la huerta de Guerrero invita a un suculento banquete. Pero eso será después, una vez que caliente su cuerpo y se decida a emprender el largo descenso hasta la misma. Lo mismo l elleva toda la mañana.