La foto y su pie.- Han vuelto el nublo y las nieblas
Han vuelto el nublo y las nieblas. El sol, tras lucir dos días, decidió marcharse hacia otras tierras, hacia La Villuercas, y quedarnos de nuevo envueltos entre gotas de orbayo mañanero y vespertino.
Quedó la niebla a media ladera de la montaña y desgarrados hilachos de caprichosas formas bajaron hacia el valle cargando de gotas los árboles frutales que flanquean los solitarios caminos.
He vuelto a la cazadora y el chubasquero cuando agosto enfila raudo su última semana y los veraneantes, los pocos que van quedando en los pueblos, comienzan a sentir la niebla de su invierno laboral y a cubrirse de añoranzas de lo aún no terminado.
El viejo peral y los manzanos se dejan acariciar por el orbayo y esperan, tiritando sus hojas, que vuelva el calor que madure sus frutos. Otros lo esperamos para que caliente nuestros ya desgatados huesos