Septiembre ha iniciado su andadura
Ha iniciado septiembre su andadura. El agua, suave, golpea contra las hojas de los árboles que conforman la bóveda verde del embarrado camino.
Envuelve la niebla la mañana y diluye los contornos cercanos ocultando a la vista cuanto hay más allá de unos metros. Uno siente la sensación de estar solo en el mundo. Agudizo el oído. Nada, silencio. Tan solo el golpeteo de la lluvia sobre la bóveda verde. Abajo, al final de la pronunciada pendiente de un prado, logro percibir el correr del agua de un regato.
Sorteando charcos de agua y barro intento distinguir alguna huella del oso de mis últimos veranos y los primeros días de éste. Nada. Ni huellas ni excrementos. Quizás haya finalizado ya sus vacaciones de aldea y vuelto a la espesura del monte, o a los riscos de los altos cercanos.
Me gotea el agua del cabello y aunque mi cazadora es impermeable siento que me he mojado bastante. Los calcetines chapotean dentro de las botas veraniegas.
Septiembre ha iniciado su andadura y rememora en mí imágenes de carteras, mochilas, libros y lápices escolares. La ruleta de las estaciones sigue rigiendo nuestras vidas