CANGAS DEL NARCEA.- LA DESCARGA de 2018
Y permítanme un dato un tanto novedoso que ofreció la TPA en su muy buena trasmisión en directo. En su momento más intenso, la Descarga alcanzó los 90 decibelios y una intensidad de 5 en la escala Richter
El decibelio es la unidad con se mide la intensidad del sonido y la máxima permitida por el día es de 55La intensidad 5 correspondería a un movimiento sísmico “moderado” que puede causar daños mayores en edificaciones débiles o mal construidas. En edificaciones bien diseñadas los daños serían leves.
Y un año más Cangas enmudeció envuelta en el más tremendo, rítmico y acompasado sonido.
Pasados ya bullicios y tensiones, análisis y discusiones, vivencias y alguna que otra protesta de los más críticos y menos participativos, traigo hasta aquí la crónica de la Descarga de este año. Si cuento y recuerdo bien creo que la cuarenta y cinco que realizo ya sea en unos u otros medios e incluso en varios simultáneamente.
Se acercaba la imagen de la Virgen al centro del puente de Ambasaguas. Mientras discurría por el mismo noté un algo distinto en el sonar de las campanas de la ermita. El expresidente de Artesanos Juan Quiosco me sacó de dudas
-Abundio está malo, lleva ya unos cuantos días y el que está tocando es Toño, el del Treito, lo había hecho ya de joven y no ha perdido la afición.
Y el presidente de Artesanos, Luis Martínez Tejón, lanzó el primer volador. Eran las ocho horas y dieciocho minutos de la tarde del día 16 de julio. Y entonces miles de miradas se dirigieron hacia el puente.
De la mano del presidente, con la mecha en la mano, Antonio Ocho, Medalla de Oro de Artesanos de este año, avanza hacia la primera máquina del Prao del Molín. Suenan rotunda la tirad a mano. Quinientos tiradores con sus correspondientes apurridores mantienen el ritmo. Y en el Prao esperan la señal.
“Te tiemblan un poco las piernas por la emoción de llevar la Descarga, que te emociona desde que estás media hora antes esperando; te sientes como flotando medio metro por encima del suelo”, apunta Ochoa.
Durante seis minutos y dieciocho segundos, en Cangas del Narcea enmudecieron las voces y aulló la pólvora. Callaron los pensamientos y gritó hacia dentro el corazón. Detuvo el tiempo su tic-tac eterno y quedó suspendido en el espacio vacío.
Y con el último estamplido llegaron los gritos y las celebraciones, los abrazos y las lágrimas; las carreras hacia ninguna parte y los besos húmedos de emociones y recuerdos. El Prao del Molín era todo el un inmenso abrazo entre las varas clavadas en la tierra. Y los Nogales, y el Camino de Llamas, y el Lagarón, y las Almenas, y El Cascarín…. Manos sucias de pólvora y limpias de buenos deseos se estrechaban una y otra vez. Húmedos lo ojos de tiradores y apurridores brillaban con destello especial que repite cada 16 de julio con el cierre de la Descarga.
Y en uno y otro puente, en un balcón, en un rincón de cualquier plazoleta o tras el cristal de una ventana, esas mismas lágrimas se escapan cayendo dulcemente de los ojos de mujeres canguesas. Y más allá, tratando de disimularlas, las de algunos hombres.
Y allá, en a distancia, ante las pantallas de ordenadores o televisiones, los cangueses del exilio también gritan, lloran y se abrazan. La Descarga es capaz de unir en un todo, en un mismo latir cangués, todo aquello que en el resto del año puede ser separación o reparos.
¡Feliz año nuevo!, se desean los cangueses que cuentan el año de Descarga a Descarga.