La foto y su pie: Ha agostado julio los campos
Ha agostado julio los campos. O quizás lo haya hecho la primavera, calurosa y seca como ha muchos años no se conocía. O quizás todo ello, y potenciado pos una serie de días de junio en que el sol se volvió agosteño.
Amarillean los prados de Asturias y se muestran resecas las tierras de las Caballerías, el Brete o Hernandones, allá en las estribaciones de las Villuercas cacereñas.
No quedan regatos ni fuentes cantarinas. Ni arroyos buscando el sosiego de la lanura corriendo ladera abajo. Los ríos, incluso los cangueses, muestran sus lechos pedregosos. En otros solo queda el sello húmedo de un agua que fue.
Sábado. La niebla envuelve la aldea en la que me encuentro. El orbayo moja los caminos y los goterones caen de los árboles sobre la capucha de un viejo chubasquero rescatado del baúl de los recuerdos.