La foto y su pie.- Vacío
(Foto: Maribel)
Viernes. Atardece. Me dejo llevar por unas calles incomprensiblemente desiertas. Tan solo cerradas bolsas de basura delatan la presencia humana. Tiendas cerradas, persianas bajadas, silencio total. Unas sillas dormitan abrazadas junto a la también cerrada puerta de un bar. Y de otro. Y de otro más allá.
Y así una y otra calle. Hay muchas tiendas. Quizás sus mañanas son activas, pero en la tarde están muertas de clientes. La ciudadela de Valença do Minho es el verdadero y real ejemplo de lo que es un pueblo vacío. La imagen de lo que pueden llegar a ser muchos pueblos de España.