CANGAS DEL NARCEA.-Vacas de pasarela
Estiradas, elegantes, con andar pausado y contoneante, imbuidas plenamente en su papel; las vacas de la Asturiana de los Valles acceden convencidas de su valor a la pasarela nacional de La Himera. A la izquierda, a la derecha, levantando la cabeza, de perfil, girando junto a la grada repleta de espectadores entusiastas. Los jueces, serios y circunspectos, miran, anotan, giran la cabeza de un lado a otro, cuchichean comentarios y anotan de nuevo.
Las que esperan son acicaladas y maquilladas resaltando los múltiples tonos de sus pieles amarronadas y el brillo de sus cuernas. Creo que están convencidas de la importancia del momento. Coquetas y femeninas, cuando vuelven se tumban en la paja limpia y suave y tal parecen que esbozan una sonrisa vacuna de satisfacción.
Ellos, por el contrario, se muestran arrogante y orgullosos, levantan sus cuernos desafiantes y miran de reojo a los que pasan de aquí para allá. Cuando les llega el turno se estiran, se convencen de que pueden crecer unos centímetros y levantan la cabeza perdonando la vida a todos cuantos le rodean. Fuertes y poderosos, pero no por ello menos coquetos, avanzan hacia la pasarela con un trote suave y a la vez tenso que resalta toda su musculatura y poderío.
Desfilan un tanto inquietos pero convencidos de ser el centro de atención de todo el ferial. Cuando vuelven abandonan la tensión y destensa la musculatura. Pero ellos no se tumban en la paja, son demasiado orgullosos para ello.
Mañana será el desfile final. Ellas y ellos lo saben y para ello se preparan.