La foto y su pie: Un solitario testigo
Testigo enhiesto del paso del tiempo, el árbol se alza solitario en medio del páramo de los cercaos ahora convertidos en cigarrales de verano y lecho de heladas en invierno, No siempre estuvo solo. Allá en otros tiempos, cientos como él se alzaban bajando al río y subiendo hacia “La Mocara” para seguidamente trepar buscando las tierras más altas que ya pertenecían a los castaños.
La necesidad de trigo y madera, al ejemplo de lo sucedido en Castilla, fue imponiéndose a la arbolada hasta arrinconarla en pequeños sotos y después dejarla tan solo en el que aquí mostramos como testigo de lo que fue y ya no es.