La foto y su pie: Entre rejas
No ha sido ninguna autoridad, ni humana ni gatuna, la que ha condenado al minino de la foto a estar entre rejas. La mañana berzocaniega estaba fría aunque el sol comenzaba ya a calentar el hueco de la ventana. Con agilidad, el gato se deslizó entre los barrotes acurrucándose contra la cerrada persiana. Al notar el calorín cerró los ojos, s e dejó llevar y hasta esbozó una sonrisa gatuna.