CANGAS DEL NARCEA.-Homenajeados los socios de más edad del Centro de Mayores.
Con motivo del XXIII Aniversario del CSPM de Cangas del Narcea se hizo un homenaje a los socios de mayor edad, recayendo éste en:
-Socia de mayor edad
María Martínez Fernández
Nació en Arayón (Cangas del Nancea), el casa “Maizón”, el 29 de Abril de 1925 (91 años); y allí vivió hasta unos años después de casada, primero con sus padres (Rosa y Manuel) y sus dos hermanos.
Con unos 24 años se fue a Sevilla unos seis meses con un hermano y allí estuvo aprendiendo corte y confección, profesión a la que estuvo vinculada el resto de su vida, puesto fue modista, desarrollando este oficio tanto en su faceta practica de elaborar y arreglar tejidos varios, como en la educativa, ya que enseñaba a otras mujeres a coser llegando en algunos inviernos a tener hasta 18 aprendices en casa. Con 26 años se casó con Marcelino (conocido como “Chicha Araniego”).
En la primera etapa de casados estuvieron viviendo en Arayón y posteriormente se trasladaron a Cangas, lugar en el que a día de hoy solamente sigue María, puesto que hace 20 años que se quedó viuda. El matrimonio tuvo dos hijos, José Manuel y Mari Carmen, y tres nietos.
María es habitual del centro social, acude todos los días, entre otras cosas le gusta jugar a las cartas.
-Socio de mayor edad
Domingo Rodríguez Menéndez
Nació en Posada de Rengos, en Casa “Escribano”, el 12 de Noviembre de 1925 (91 años), y allí estuvo, junto con sus padres José y Josefa, y cinco hermanos (en total fueron 3 chicos y 3 chicas), hasta los 16 años. Con esta edad se fue a Madrid y allí permaneció hasta hace unos 4 años, tiempo en el que regresó, en un primer momento para su lugar de origen, Posada de Rengos, y posteriormente se instaló en el mismo Cangas.
Se casó con 25 años y tiene un hijo y una nieta.
Profesionalmente ha tenido una vida con muchas experiencias y en la que ha conocido a muchas personas y buenos amigos.
Así por ejemplo Domingo cuenta como cuando se fue para Madrid empezó a trabajar de sereno, lo cual no le gustaba mucho. Una noche ayudó para evitar un atracó a la casa del embajador de Alemania y éste, en recompensa, le regaló un camión que era a lo Domingo realmente se quería dedicar. Durante unos cuatro años, regreso a Asturias y fue camionero transportando madera de los bosques de Muniellos hasta Jerez de la Frontera y en su regreso traía uva desde Villanueva de la Serena a Oviedo.
Tras esa etapa, vendió el camión y volvió a Madrid donde compró un Hostal al que llamaron “Escribano”, y a su vez comenzó a trabajar nuevamente como sereno y como conductor para el Ayuntamiento de Madrid.