CANGAS DEL NARCEA.- El Portfolio y la programación festiva. Necesidad de cambio
Como cada año, el portfolio o programa festivo no tardará en estar con nosotros anunciándonos los actos festivos del Carmen. Y como viene ocurriendo desde hace unos años, concretamente desde los últimos del mandato de José Manuel Cuervo como alcalde, vendrá cargado de autobombo municipal y reseñando actos no a celebrar, sino ya celebrados y que poco o nada tienen que ver con la programación festiva. Es sencillamente propaganda política en unos casos o autobombo de algún organismo o responsable de algún departamento municipal en otros.
Lo vengo diciendo desde hace al menos unos tres años. Tanto el portfolio como el programa festivo están necesitados de un vuelco notable en su enfoque y desarrollo. Ambos han caído en la rutina y el dejarse llevar, tapados, por la dinámica que marcan tanto la Sociedad de Artesanos como las Peñas de la Pólvora, organismos autónomos en sus actos y programaciones que deben coordinarse con el Ayuntamiento, sí; pero no responsabilizarse ni sustituirlo en la programación que corresponde a éste, programación autónoma y de la que tan solo él es responsable. Totalmente necesaria la coordinación y ésta es precisamente la esencia del buen hacer conjunto. Tanto Artesanos como las Peñas son los organismos que ahora mismo sostienen el núcleo festivo.
La Comisión de Fiestas debe de ser totalmente independiente y debe estar conformada por personas por tanto también independientes con un representante del Ayuntamiento, Artesanos, Peñas y Hostelería y no tiene por qué estar presidida por el Alcalde, algo que ya sucedió durante los años en que las fiestas adquirieron su principal dinamismo y mayor repercusión a todos los niveles y que las llevaron hasta lo que ahora son.
En lo que al Portfolio respecta, y desde el inicio de los años ochenta, se ha venido manteniendo su estructura y formato hasta caer en los vicios ya señalados. A lo largo de este tiempo tan solo se cambió, hace un par de años, el tamaño pasando de folio a cuartilla reduciendo también con ello el tamaño de las fotos y su calidad. Ello perjudicó también notablemente a los coleccionistas.
Creo necesario volver al tamaño folio y plantearse una reestructuración total de contenidos (no hablo de la programación que se incluye en el mismo como un capítulo más) y colaboraciones buscando nuevos enfoques y firmas jóvenes, que las hay, aunque sin despreciar a los veteranos.
Apunto aquí mi responsabilidad en estas rutinas por cuanto vengo siendo colaborador habitual del citado portfolio (sin haber fallado un solo año) desde el inicio de los años setenta. Incluso en los ochenta, ante la falta de artículos, llegué a escribir más de la mitad de los mismos, unos con firma, otros sin ella y otros con seudónimo. Como anécdota diré que creo que en el 81 o el 82, confeccionamos el portfolio en la noche del 7 de julio, en mi casa, con dos Olivetti, la Maniega antigua, una Antología del Bable, La Tijera Literaria, el libro de cuentos y relatos de Aurelio del Llano y grandes dosis de imaginación. Ahí están como testigos, Rafael Álvarez, Falo; Jose Avello; Ángel Vázquez, Camión; el ingeniero Ángel Fernández, José Luis Falcón, Miguel Ángel Quevedo y alguno más. Soy pues tan responsable como los demás de la deriva señalada.
Y si es necesario un cambio radical en el Portfolio, tanto o más lo es en la programación general también anclada desde los drásticos cambios que tuvieron lugar en lo largo de los ochenta y que afectaron profundamente tanto a la programación municipal como a la composición de Artesanos, la potenciación y difusión de la Descarga y la organización de las peñas bajo los auspicios de la Federación, organización por cierto que ha perdido casi todo su protagonismo y buen hacer y que está reclamando a gritos nuevo orden y nuevos objetivos bajo la guía de gente preparada y con ideas, que las hay, olvidando las rutinas de cubrir plazas en rotación por miembros de las peñas o por “voluntarios” en los que prima más el deseo de figurar que el de trabajar. Y por supuesto ni un solo político.
Guardando los valores esenciales que definen al Carmen como fiesta peculiar y distinta, es necesaria una
nueva dinamización de su trascurrir diario y nuevos actos y enfoques que la dinamicen y que no estén necesariamente determinados por los beneficios económicos algo que también está prevaleciendo en los últimos años y, de alguna manera, favoreciendo el establecimiento de los llamados botellones. El copiar formas de hacer de otros lugares nos lleva a que la esencia canguesa se diluya y el Carmen suene y sea igual que otras fiestas multitudinarias asturianas en que botellones, riñas y suciedad son los datos que la definen. Y lo grave es que ya estamos en ello. Recuerden que, no sé si fue el pasado año o hace dos, cuando la Virgen llegaba al puente en la procesión de la tarde y el silencio que precede al primer volador de la Descarga se palpaba, una música (o algo que quería parecérsele) que hablaba de los problemas que tenía un bombero con su manguera y que provenía de la Calle Mayor se dejó oír en toda la villa con el consiguiente cabreo de mucha gente.
Tampoco ha de olvidarse que las fiestas patronales lo son del todo el concejo, algo que debe de tener su peso en la programación y en la ubicación de los actos siempre con tendencia a concentrarlos en determinados tramos de la Calle Mayor.
No es este el lugar para análisis más pormenorizados pero seguro que éstos no tardarían en aparecer de abrirse un debate de ideas al respecto.