CANGAS DEL NARCEA.- La foto y su pie: Junto al Guadalquivir
Esta vez no fue un cangués el que apareció frente a otro en un camino a cualquier sitio de cualquier parte. El escribano paseaba distraído junto al Guadalquivir sevillano cuando, de repente, aparece ante sus ojos: “Villa de Cangas”. El barco dormitaba solo y silencioso en unas también dormidas aguas.
Nadie en popa, nadie en proa; nadie en los alrededores a quien preguntar. Quizás un día partió sin rumbo del Prao del Molín, bajo el son de gaitas y roncones, y vino a atracar en Sevilla, junto a la Torre del Oro, entre rasgueos de guitarra y sones lejanos de flauta y tambor camino del Rocío.