CANGAS DEL NARCEA/BERZOCANA.-“La verdad es que……”
El sueño no acababa de llegar. Moví el dial de la radio, una emisora llegaba nítida. La dejé sonar a la espera del sueño…pero algo llamó mi atención, algo que ya me había alertado en otras ocasiones, esas en las que me entra la paranoia de las palabras.
“La verdad es que….”. Un jugador de fútbol, no recuerdo su nombre, contestaba a las insustanciales preguntas de un periodista. Escuché.
El periodista preguntó de nuevo. Y de nuevo el futbolista inició su respuesta con “La verdad es que…”. Y así hasta seis veces seguidas con el dichosos introito de “la verdad es que…” Eso desde que yo estuve atento, no se cómo habría sido anteriormente.
Lo primero que pensé es que el tal mentía como un bellaco habitualmente, de otra manera no tiene explicación que justificase cada intervención con una premisa en la que quería dejar claro que anteriormente no había sido muy sincero. Ese inicio con “la verdad es que… “te hace pensar que anteriormente no hubo verdad.
Poco a poco me quedé dormido y no se en qué terminó la cosa o cuántas veces más se repitió la dichosa frasecita.
Como ya había quedado en alerta, cada vez que oía “la verdad es que…” se me disparaba algún bit en el cerebro que enseguida aplicaba su atención.
Lo que yo había oído era tan solo un pequeño reflejo de la realidad. En el mundo del fútbol la repiten unos y otros una y cien veces y…, por el mimetismo de la memez, especialmente televisiva, la calle la corea hasta el infinito.
“La verdad es que….”, se oye no ya tan solo al contestar una pregunta, sino al iniciar cada conversación. El interviniente se ve en la necesidad de dejar claro que va a decir la vedad aunque tan grandilocuente inicio todo quede en un “la verdad es que ya he tomado un vino”.
Pues la verdad es que ya estoy hasta los mismísimos pedúnculo florales de “la verdad es que…
