BERZOCANA.-Papel en el que se da cuenta y declara el horrible asesinato que han ejecutado en el pueblo de Berzocana, provincia de Cáceres, en la madrugada del 26 de diciembre de 1.879.
A modo de introito.
Les traigo aquí un romance de ciego, de los que se cantaban de plaza en plaza por los pueblos y aldeas
Se llaman romances de ciego a aquellos romances procedentes de ediciones de pliego (plana se señala en este) que después se hicieron populares, hasta el punto de que solían ser invidente quienes los iban cantando de pueblo en pueblo; también los vendían en los llamados pliego de cordel. Se diferencian de los tradicionales, fundamentalmente, en que su estilo no es culto. Tenían tendencia a narrar sucesos truculentos que eran contados con el máximo detalle para intentar convencer de la veracidad de hechos que se dan a conocer en los mismos
Desde el siglo XVII y hasta finales del XIX, los romances se transmiten gracias a los citados pliegos de cordel que, realizados por autores poco letrados, cuentan historias acompañadas de grabados y son recitados en calles y plazas concurridas por ciegos o tullidos. Transmiten un modelo de sociedad basado en los valores de la religión católica y, a pesar de la violencia, el odio y afán de venganza que plantean muchos de ellos, procuran ser escuela de buenas costumbres para el lector u oyente.
Lo temas que tocan son, generalmente, asuntos religiosos o históricos, narraciones sobre cautivos y bandoleros, domésticas, amorosas o satíricas; acontecimientos reales de actualidad: crímenes, incidencias políticas, etc.
En algunas estrofas aparecía un verso más, distinto o suelto que el recitador aislaba y declamaba con gran solemnidad.
Comenzaron siendo una simple hoja doblada dos veces para formar ocho páginas. De bajo precio, sin encuadernar, destinados a la lectura rápida y posterior destrucción, constituyen una modalidad literaria comparable al periódico actual.
Los grabados que facilitan la comprensión de la historia eran resaltados por el ciego o recitador, que los colocaba en un gran atril para que pudiera ser vistos por todos e incluso podían ser utilizados en varios relatos diferentes. A finales del siglo XIX desaparecen debido, sobre todo a la aparición de la prensa, barata y popular.
El del crimen de Berzocana dicen era cantado por el ciego Perales y también, como era común, termina con una moraleja o enseñanza:
Nuevo y curioso papel en el que se da cuenta y declara el horrible asesinato que han ejecutado en el pueblo de Berzocana, provincia de Cáceres, en la madrugada del 26 de diciembre de 1.879.
Madre del Divino Verbo,
le pido me de su gracia
porque, sin ella, no puedo
dar brío a mi tosca lengua,
ni a mis labios movimiento
para poder explicar
el caso más estupendo.
En la provincia de Cáceres,
en la Sierra de Guadalupe
que por España es nombrada,
se encuentra un famoso pueblo
que se llama BERZOCANA.
Habitaba un caballero
que don Fulgencio se llama,
casado con doña Dolores
Florez que así se llamaba.
Estos tenían cuatro hijas
y un hijo solo en la casa,
y un criado que tenían,
y también una criada;
y tienen un aperador
para que las cuenta llevara
de la labor y el ganado;
diez y ocho años está en la casa.
Tenían su mayoral,
y un hijo que le acompaña;
y un zagal de los cochinos;
hasta cinco se juntaban
los mozos que aquí tenía
el don Fulgencio en su casa.
El veintiséis de diciembre
ha ocurrido una desgracia,
y que ahora se refiere
en esta famosa plana:
A las once de la noche,
un criado de la casa,
el tal se llama José,
un poco aceite le untaba
al cerrojo de la puerta
para que no barruntaran
cuando la puerta el abriera
para que su padre entrara
en compañía de su hermano
y el aperador de la casa
todos cuatro en compaña.
Serían las once y media;
entran los cuatro en la casa
y le entregaron la luz
al mozo que ella estaba;
y todos cinco marcharon
hacia donde su amo estaba
acostado con su esposa…..
Aquí la pluma se para.
Aquí se turba el sentido
al ver tan grande desgracia,
con su amo y con su ama
que ejecutaron los cinco
y con tres hijas doncellas,
y también con la criada,
y a un niño de nueve años,
también la muerte le daban.
A su amo, desgraciado,
lo asesina con un hacha;
y a su desgraciada esposa,
que también la asesinaban
con aquella hacha cortante
que en la sien derecha daban,
y una puñalada en el vientre,
a la señora le daban.
Sin tener temor de Dios
ejecutan tal infamia.
Pasaron a la primera alcoba,
en la misma sala,
donde están dos hijas mozas,
¡qué lastima y qué desgracia!,
una de diez y siete años,
la otra a quince no llegaba.
¡Y que muerte tan cruel sufrieron
las desgraciadas!.
Pasaron a la segunda alcoba,
en la misma sala,
donde está la hija mayor,
¡qué lastima y que desgracia!,
una de diez y nueve años,
Providencia se llamaba.
Eran sus ojos dos luceros
y una azucena su cara,
y ¡qué muerte tan cruel
recibió la desgraciada!
que con un hacha cortante,
la vida se la quitaban.
Pasaron a la tercera alcoba,
en la misma sala,
donde está Manuela Oliva,
que esta era la criada;
también la muerte le dieron
a esta infeliz desgraciada,
que el ojo y la sien derecha,
de un hachazo la sacaban.
Pasan a otra habitación
donde el niño solo estaba,
de la edad de nueve años,
que este Joaquín se llamaba;
le dan la muerte cruel
con aquella infame hacha.
Se retiran los infames,
registran toda la casa;
abren cómodas y cofres
y las arcas que encontraban,
buscando todo el dinero,
que lo que ellos procuraban
era robar a su amo,
y por ello asesinaron
a las familias de casa.
A la calle se marcharon
todos cinco en la compaña;
el mayoral, sus dos hijos,
el aperador de la casa,
y el zagal de los cochinos,
y todos juntos se marchaban
a casa del mayoral
y allí el robo ocultaban.
Serían las seis y media
o siete de la mañana
del mismo día veintiséis;
segundo día de la pascua,
para que sea memorable
en esta familia honrada.
Llegó un criado a la puerta
y abierta se la encontraba
éste se llama Manuel,
y entró dentro de la casa,
se dirigió a la cocina,
y en esta nadie se hallaba,
encendió pronto la lumbre
y el solo allí se sentaba,
para esperar a los mozos
como siempre acostumbraba.
Pasado algunos momentos,
el mayoral se llegaba
a donde estaba Manuel;
por los amos preguntaba:
Le contestó: Están durmiendo,
pues Manuel no sabe nada
de este cruel asesinato
que había dentro de la casa.
Pero a los pocos minutos,
la Petra Peña llegaba,
que esta era mandadera
de los amos de la casa;
por la criada pregunta,
Manuela Oliva se llama,
le contesta el mayoral:
está en la cama, acostada.
La Petra se dirigió
al cuarto de la criada
con voces y movimientos
para que se levantara.
Cuando la encontró cadáver
y toda en sangre anegada
un fuerte grito pegó
y escandalizó la casa;
y el infame mayoral
a la calle se marchaba
a que el médico viniera
prontamente y sin tardanza,
y a casa medio desnudo,
el médico se presentaba.
Así que la criada
vio asesinada en la cama
por los amos preguntó
y nadie le contestaba;
la casa la registraron,
todos cadáveres estaban,
pero se encontraba viva,
puesta a los pies de la cama,
la niña pequeña, Anita,
que a cinco años no llegaba.
Le dan parte a la Justicia
prontamente y sin tardanzaza,
el pueblo escandalizado
al ver tan grande desgracia
prendieron al mayoral,
a los dos hijos con él,
al aperador de la casa,
y al zagal de los cochinos
que todos juntos estaban.
Los llevaron a la cárcel
Por ver si estos declaraban
y le mandaron un parte
al Juez de Primera Instancia
del pueblo de Logrosán
para que se presentara
en compañía del fiscal
y el teniente de la Guardia Cvil;
presenciaron los cadáveres
que están dentro de la casa
y opinan que por el robo
fue esta gente asesinada
Sin detenerse un momento
a los reos se llevaban
al pueblo de Logrosán
y el teniente de la Guardia Civil
metió a todos en la cárcel,
declaración les tomaba.
Y todos han declarado
sin equivocarse en nada;
les conducen a la cárcel
de Cáceres que se llama
y que está en la capital.
Con presteza y diligencia
se les termina la causa,
y en un suplicio afrentoso,
pagaron tantas desgracias.
Padres, los que tenéis hijos,
mirad a cuantas desgracias
acarrea la avaricia
del dinero y otras galas.
Dadles buena educación,
no abandonarlos en nada,
que los malos pensamientos
se arraigan en sus entrañas.
¡Dios en la gloria los tenga!
Dios nos libre y nos defienda
de pensar acciones malas;
y después de buena muerte
nos premie en la Gloria Santa.
Berzocana tenía por entonces unas 285 casas, trescientos setenta vecinos que sumaban 2023 personas.
D. Fulgencio Diez según parece fue una gran persona con amigos, tanto con la iglesia como con los políticos y principales de toda Extremadura.
Francisco Domínguez Cano era frío y calculador, tenía facultades para embaucar a los demás. Con su mujer, Tomasa, viven en un chozo y llevan con D. Fulgencio 20 años; tienen dos hijos, uno es Primo Antolín Domínguez Serrano casado con Josefa y el otro José Gilberto que vive en casa de los amos de demandadero.
Pertenecía también a la Casa de D. Fulgencio, Antonio Sánchez Monterroso, segundo de los criados y compadre de Francisco, además Sinforiano Cerezo Serradilla que parece buena persona pero sin influencia entre Monterroso y Domínguez.
La mujer de D. Fulgencio era amiga de Marciana, esposa del alcalde, solían rezar vísperas y completas juntas.
Así cuentan las crónicas que se produjo el traslado de los presos de la prisión de Cáceres a Berzocana:
El alcaide de la prisión recibe al capitán de la Guardia Civil para llevárselos a Berzocana.
–Saldremos -le dice- a la media noche pues comienzan a formarse corrillos por los alrededores de la cárcel.
-El alcaide contesta: Me parece duro que os los llevéis y muy engorroso. Ya veremos como termina todo. Si a Berzocana le quito la revancha yo le aseguro que se convertirá en un pueblo ingobernable. Además servirá de escarmiento. De Cáceres cada reo irá en un carro con tres números cada uno para llegar a Trujillo amanecido, allí les meteremos en la cárcel para que desayunen y descansen. De Trujillo a Logrosán lo temo, pero nos esperan los lanceros que vienen de Badajoz. Alcanzaremos Logrosán a las 6 de la tarde del día 15, se les instalará en la Alcaldía, se les dará la cena y pasarán la noche.
– El que les da la comida dice: Pues Vd. No puede hacerse la idea lo que comen, sobre todo uno que nunca queda ahíto y más que comen estropean.
-Sigue el alcaide: De Logrosán saldremos con la fresca, cada uno irá montado en un burro y separados 10 o 12 m. Con escolta individual de seis guardias civiles y el regimiento de lanceros delante abriendo el camino.
Contesta el capitán: A Berzocana hay que llegar a las seis de la tarde del día 16, daremos un rodeo a la plaza y los instalaremos en la Casa de la Inquisición donde estarán custodiados. Me ha comunicado el Teniente de Logrosán que desde ayer la afluencia no cesa, sé ha ordenado al Teniente que dé un bando duro para cortar robos y raterías y que a los sospechosos se los registre, no quiero ni una cabritera. Quitando algún caso aislado el pueblo entero ha llevado flores a la tumba de los infortunados amos.
¿Y la familia de los presos?, pregunta
– Ayer los condujeron a Logrosán, a Zorita y Guadalupe. El pueblo no los ha molestado. Se ha invitado a 2 regidores del pueblo y el garrote será presidido por D. Antonio Bardalero y Picó que van a recibirle como se recibe al Papa. Acudirá mucha gente de la Curia de Plasencia.
En Berzocana Cirilo Roquete Pérez con sus tres ayudantes llevan 4 días a destajo dando cuerpo a un entramado de tablas y vigas. El esqueleto crece delante de la Audiencia entre el hormigueo de gente ansiosa, el patíbulo adquiere lentamente la tétrica fisonomía. Cirilo ha contratado la obra en 1850 reales.
Se respira un aire ácido. Las burdeleras buscan acomodo lejos de las luminarias. La cuerda de presos llega a Berzocana y el pueblo, sobrecogido, guarda silencio y solo reacciona cuando cae la tarde y tío Neftalí Santos sale de casa con gruesos manojos de cohetes bajo el brazo.
El llamado Antonio Sánchez Monterroso irá el primero.
Después Sinforiano Cerezo Serradilla.
Después Primo Antolín Domínguez Serrano.
Le seguirá Francisco Domínguez Cano.
Terminada la operación, los cuerpos estuvieron en el cadalso 6 horas, hasta que fueron llevados al cementerio y les dijeron una misa de cuerpo presente. El que abrió el cerrojo fue a un centro penitencial de menores y no se le volvió a ver por Berzocana. Lo que nadie supo es donde estaba el dinero.