CANGAS DEL NARCEA.- ¡Que viene el lobo! ¡Que viene la nieve!
¡Que viene el lobo!. ¡Que viene el lobo!….
Pedro, el pastor, gritaba en la montaña y los vecinos acudían todos en tropel para evitar el daño en el ganado. Cuando llegaban, exhaustos, Pedro se reía de ellos. Y al día siguiente repetía, y al siguiente. Los vecinos se cansaron y le olvidaron.
Un buen día vino el lobo de verdad, Pedro gritó y gritó pero nadie le hizo caso. El lobo destrozó su rebaño.
Me viene a la memoria el cuento por cuanto algo parecido ha pasado, pasa y, si nadie lo remedia, seguirá pasando con las previsiones meteorológicas alarmantes.
Les cuento:
Día 15 de enero. Me encuentro en Madrid y me planteo salir el día siguiente hacia Cangas del Narcea, cuando el telediario de una canal de televisión advierte:
-“Alerta amarilla con grandes nevadas en todo el norte peninsular.
-¡Caray!, me digo. Habrá que replantearse el viaje pues aún cuando llevo cadenas no es cosa de meterse en aventuras si la necesidad no apremia.
Me asomo al balcón y el día, aunque fresco, está espléndido de sol. Salgo a dar un paseo y me dirijo hacia la Ciudad Universitaria. Al fondo, a lo lejos, la sierra madrileña se muestra sin una sola nube y no se divisa blanco alguno en sus crestas.
¿Por qué carajo hablarán de alerta?. Debe venir una buena por Galicia.
Wasapeo a Cangas y rápido me informan.
-“Tenemos un día de sol. Tan solo anoche llegó un pelín de nieve a Santa Marina, ya se ha quitado.
Me pongo a ver el telediario de la Primera Cadena.
-Alerta amarilla en Asturias y norte de León, las nevadas pueden alcanzar los 15/ 30 centímetros.
Me voy a la cama dudando aún qué hacer al día siguiente.
Nueve de la mañana del día 16 de enero. La página de Carreteras informa que la red general está despejada y sin ningún problema. Los informativos siguen insistiendo:
-¡Mucha precaución los que vayan a viajar!. ¡Alerta por nevadas en Asturias y norte de León!
Vuelvo a carreteras. Todo libre salvo algunos puertos como el Conio y otros apenas usados en carreteras secundarias de oriente y occidente. Los informativos de radios y teles siguen con la matraca de la nieve.
Como ya ha pasado más veces, y a mí también, decido salir hacia Asturias. Por precaución lo haré por el Huerna y Oviedo.
Cruzando Castilla, con un sol radiante, Radio Nacional informa desde Valladolid. La locutora señala:
-Así nos lo envían y así debo decirlo, pero si nos oyen nuestros compañeros de León nos corren a gorrazos: Hay alerta amarilla por nevadas en el norte de la provincia. Se espera que la nieve alcance un espesor de DOS CENTÍMETROS.
– ¡No me extraña que temieran el pitorreo en León.
Sigo adelante y el sol no nos abandona un momento. Allá a lo lejos, las montañas asturianas se perfilan limpias. Enfilo el Huerna y el sol sigue con nosotros.
-Se advierte de alerta amarilla por fuertes nevadas en Asturias y norte de León, dice la radio
Mando al carajo a las dichosas alertas y llego frente al túnel del Negrón. Son las tres de la tarde. Sol, fresco y un ligero vientecillo.
-Creo que me he librado. A ver que me espera al otro lado.
Ya estoy en Asturias. Continúa el sol y las alertas tendrán que tragárselas quien corresponda. Dicho sea todo, a la altura de Mieres nos cayó una buena granizada que no dio más problemas que la obligada disminución de la marcha
Estoy seguro que quienes no conozcan la zona habrían optado por no viajar y pernoctar en Madrid a ver que pasaba el día siguiente
Y como esto se repite una y otra vez, luego se extrañan los que se hallan en ello de que haya tanta gente en la carretera cuando de verdad la alerta, sea del color que sea, es realidad.
Pedro y el lobo.