TINEO.- Mañana, día tres, San Blas en Tuña
Las festividades de los primeros días de febrero solíamos repetirlas en mi niñez de carrerilla: el primero Santa Brígida, el segundo Candelaria, el tercero San Blas. ¡Arrea que te quedas atrás!. Ya ni siquiera tiene vigor el refrán de “Por San Blas, cigüeñas verás”. Las cigüeñas ya no emigran y se quedan con nosotros todo el año.
Mañana, día tres, es pues San Blas y feria en Tuña (Tineo). Es curioso como las ferias vienen en su gran mayoría nombradas por un santo y, pese a los tiempos nada fáciles que corren en todo lo que tiene que ver con el catolicismo, así se mantiene: Esta de San Blas, la de la Ascensión y Pascua, en Tineo; las de San Mateo, San Andrés, la Cruz y Ramos en Cangas; la de San Antonio en Allande y así otras muchas.
Como en tantas cosas ignorante también en ésta no sé que relación puede haber entre determinados santos y las ferias de ganado. Ya me dirán por ejemplo San Blas, médico, obispo de Sebaste, en Armenia (actual Sivas, Turquia), y mártir cristiano.. Se sabe que hizo vida eremítica en una cueva en el bosque del monte Argeus, que convirtió en su sede episcopal, y fue torturado y ejecutado en la época del emperador romano Licinio en el siglo IV.
Su culto se extendió por todo Oriente, y más tarde por Occidente. En la Edad Media, se llegaron a contabilizar solamente en Roma 35 iglesias bajo su advocación. Su festividad se celebra 3 de febrero en las Iglesias de Occidente y el 11 de febrero en las de Oriente.
Se lo considera patrono de los enfermos de garganta (no se dice nada el ganado).
Es patrono de la República del Paraguay, de numerosas localidades españolas y de Dubrovnik (Croacia). En esta ciudad, su festividad es emblemática y casi milenaria y se incorporó en 2009 al patrimonio cultural inmaterial de la Humanidad.
Y volvemos con la feria. Es también conocida como la “Feria de las Naranjas”, por la cantidad de ellas que se vendían. Cuentan que era también como un justificante de los paisanos para demostrar en casa, presentando la bolsa llena, que efectivamente habían estado en Tuña.
Hoy ocurre con las naranjas casi como con las vacas, tan solo tienen carácter testimonial. Las ferias como negocio, salvo algunas excepciones, han desaparecido como tales. Se han convertido en lugar de encuentro, de charlas, de encontrase los paisanos de la comarca o el concejo y repetir añoranzas de otros tiempos mejores. Como algunos dicen: mercadillos con un día fijo anual y más grande que los habituales de cada semana.
Pásenlo bien en Tuña y aprovechen para conocer el pueblo y sus alrededores. No si no mercan tampoco importa.