CANGAS DEL NARCEA.- Sor Cristabel López Norniella, nueva profesa en el convento de Dominicas
Cristabel López, de 28 años, vivía con sus padres en Piedras Blancas, y trabajaba como ayudante de pastelería en Avilés, hasta que, sintiendo la vocación, lo dejó todo para ser monja de clausura. Asegura que en su vocación “Jesús te espera en cada recodo, listo para de mostrarte ese Amor que te tiene. Es inigualable”
Tendría unos 16 o 17 años, dice, “cuando sentí que el Señor me quería para Sí. Tardé años en decidirme en serio para responderle con ese sí que Él esperaba y yo no me atrevía a darle. La enfermedad y muerte de mi padre durante ese tiempo influyó, en parte, pero aún yo no estaba lista para dar el paso. Mirándolo en perspectiva era demasiado niña…”
Cuenta la nueva profesa que descubrió la existencia del convento cangués en Internet. “Ya había conocido en la red, a las dominicas de Segovia; pero me parecía que estaban muy lejos, así que busqué algo más cerca de mi familia. Entre todas las cosas encontré una pequeña mención en un artículo a este convento, y me puse en contacto con la Madre priora de la comunidad, y unas semanas después estaba dentro”.
La profesa ha explicado a la revista religiosa InfoCatólica que en un principio no tenía una Orden específica en mente. “La dominica fue la primera que apareció cuando busqué en la red; pero cuanto más me informaba sobre la Orden Dominicana más me gustaba”.
También ha contado su experiencia familiar: La primera reacción en mi familia no fue demasiado buena. Creo que la única que no reaccionó mal fue mi abuela. No soy muy dada a hablar de este tipo de cosas, así que les pilló por sorpresa. Con el tiempo han llegado a aceptarlo y alegrarse por mí”.
Y lanza un mensaje a los jóvenes: “Les diría que merece la pena, que aunque en apariencia renuncias a muchas cosas que parecen importantes, en realidad no pierdes nada, sino que lo ganas todo. El trayecto parece largo y solitario, pero no lo es porque llevas contigo al mejor compañero de camino; es Él el que te lleva cuando a ti ya no te quedan fuerzas, lo único que tienes que hacer es dejarle actuar, es entregarte a Él; no dejar que el miedo te impida decidir porque al final Él te da fuerza para sobrellevar con paz hasta lo más duro.
El actual convento de la Encarnación de las Dominicas de Cangas del Narcea se abrió en su primera fase en septiembre de 1.931 cinco meses después de proclamarse la República. El 21 de julio, las monjas tuvieron que abandonar la clausura y alojarse en casa particulares. El exilio no duró mucho y pudieron volver el 22 de agosto.
En 1.944 el convento está totalmente terminado. El número de religiosas alcanzaba las treinta y cuatro.
Tras una larga crisis de vocaciones la comunidad monástica de las dominicas de Cangas del Narcea estuvo a punto de desaparecer. El envejecimiento de las monjas que habitaban el convento de la Encarnación y la escasez de nuevas vocaciones hacían pensar en un futuro desolador. Sin embargo, no fue así. Hacia el 2000 unas monjas indias de la misma congregación se trasladaron al concejo cangués consiguiendo revitalizar la vida entre sus muros.