BERZOCANA.- ROMANCE DE LA TIA SABINA
En Abril de 1.968, Félix Gómez Campos escribe en Berzocana este romance dedicado a la tía Sabina. La abuela Sabina, matriarca de los Saleros y admirada y querida por todo el pueblo. Aún la recuerdo, menuda y pizpireta de aquí para allá, siempre con prisas, siempre con urgencias del momento, siempre en busca de solucionar el último encargo y siempre riñendo a los muchachos del barrio que cual vencejos en verano andábamos atravesados y a carreras por la calle.
Su biznieta Begoña me hizo llegar el romance que, tras muchos años de olvido, recordé nada más comenzar a leerlo.
Dice así:
Si de acero hay algún ser
que venza a la vida dura,
yo he logrado conocer
nonagenaria mujer,
que vive en Extremadura.
Se llama la tía Sabina;
noventa y dos son sus años,
como una galga camina
sin verla nunca cansina
porque en su templo hay reaños.
De joven quedó viuda;
cuatro hijos a su cargo,
de pocos recibe ayudas
y en el trabajo se escuda
mirando horizonte largo.
Como su pueblo es serrano,
entonces sin carretera,
había que salvar el tramo
hasta el mercado cercano
a base de recadera.
Tres leguas largas separan
ambos pueblos el camino;
¡Pero el salvarlas… repara
la fuerza de un peregrino!
Y ahí surgió la tía Sabina
que nada y nadie la arredra;
necesidades la inclinan
a enfrentarse a la colina
que surge al pobre que medra.
Caminando a Logrosán
recadera va cargada
con encargos que le dan
que en alforjas y seso van
con destino a su llegada.
Igual torna a Berzocana;
¡Doble ruta en misma fecha!.
Dos, tres veces por semana…
¡Y se la ve satisfecha!.
Y así semanas y años
que se la van de la cuenta.
¡No así en su lar los apaños
y en sus arcas limpios paños
que a cada instante recuenta!.
Recorriendo ese camino
a diez lustros se aproxima;
por ayuda, un mal pollino,
se alimenta del cochino
y los frutos que cultiva.
Ya no va hacia Logrosán,
un hijo se lo ha impedido;
pero sus miembros no están
reposando a lo sultán
gastando lo conseguido.
Ahora trisca hacia la cerca
que con sudor ha comprado;
cargada de mimbre cesta,
salvando empinada cuesta
que arranca desde poblado.
Y como el canto rodado
inunda luenga calleja,
a quitarlos se ha enredado,
porque su burro han cortado
en rodillas la pelleja.
En la sierra coge henillo
que lo trasforma en escobas;
un brazado de tomillo
para avivar el hornillo
y dar calor a la alcoba.
O toma la damajuana
de vinagre repletilla;
con ella marcha a Solana,
y pregona en Berzocana
para ganar la perrilla.
¡No puede estar inactiva!
vino aquí para bregar;
¡a la pereza se altiva!
muchas labores cultiva.
¡Solo Dios podrá frenar!
Del empuje es el ejemplo;
De la austeridad, el faro;
De la fortaleza, el templo;
¡yo admirado la contemplo!
Con la hormiga, la comparo.
Al oriente Guadalupe;
hacia el Sur, su Logrosán.
de aquel, el alma se tupe;
de éste el nervio se nutre;
Berzocana, honra y pan.
A tan singular figura
que a ojo le falta luz,
en su ser no hay más fisura
ni sombra de vida oscura
¡Siempre alegre con su cruz!
Si a hembra de grandes hechos
se da el nombre de heroína,
nadie tendrá más derechos
por salvar tantos repechos,
¡que la recia TÍA SABINA!.