CANGAS DEL NARCEA.- Muchas veces la razón queda deslegitimada por las formas
Hay veces que a la razón la pierden las formas. Tal es el caso de aquel o aquellos que decidieron llevar su legal deseo de implantar la forma de gobierno como república en España a las paredes del palacio de Toreno, sede de las consistoriales canguesas.
Amén del deterioro que se inflinge a la categoría del edificio como esencial elemento histórico de la villa, el acto tampoco tiene en sí el poder de comunicación que pudo tener en los años treinta y ni siquiera en los sesenta cuando las pintadas proliferaban como hongos en umbría por paredes y muros sin importar la importancia cultural o histórica de los mismos. En la época de una sociedad superconectada y supercomunicada este tipo de pintadas no vienen a plasmar más allá de una frustración personal que se quiere implantar en el todo social como salida a la propia impotencia.
En un principio, la primera impresión te lleva a pensar en algún activista sindical de aquellos sesenta, pero la tilde, perfectamente colocada, no encaja en aquellos parámetros. Ello te lleva a colocar al grafitero (¿o es gamberro el adjetivo adecuado?) en la época actual, algo aún menos entendible por cuando se supone está al día de los nuevos elementos globales de comunicación.
Sea ello lo que fuere, su legal y ciudadano derecho a expresar su deseo de que la forma de gobierno de su país sea la república que da deslegitimado por la forma gamberril de expresarlo.