San José. Una digresión personal sobre el día de San José

Me van a permitir hoy, estimados lectores, una digresión personal. Recordarán ustedes que no ha muchas fechas hablaba yo de la celebración del día de…esto, aquello y lo de más allá… Y les decía que han llegado estas celebraciones a tal despiporre que estamos a `punto de celebrar el día internacional del perro verde y el del ratón colorao.

Pero a lo que iba. Les adelanté el día a que me refiero que en esto de las celebraciones me había quedado en el Día de San José y el del  DOMUND (Domingo Mundial para la propagación de la Fe, creo recordar). Ese domingo los niños de las escuelas recorríamos calles y plazas con especial entusiasmo provistos de unas huchas de colores en las que se reflejaban las razas: Blanca, negra, amarilla y malaya o nativa americana. Lo recaudado iba destinado a las misiones católicas del mundo.

El día de San José (hoy 19 de marzo) era en aquel tiempo festivo y de los gordos, de esos de “tres en ringle y humeón”  que decían en mi pueblo de nacimiento para referirse a que la misa la celebraban tres curas, colocados en fila y con incensario. Cuando me acercaba  a la adolescencia se estableció el Día del Padre, o al menos fue cuando llegó a nosotros, algo que nunca logró desplazar, hasta bastantes años después y a partir de las grandes ciudades, al día del santo. He de de decir que en mi familia sigue siendo así.

Cada año, desde que me marche de casa con poco más de catorce, estuviese donde estuviese, llegaban mis padres en ese día. Recuerdo muchos de ellos como si hubiese sido ayer. Llegaban `ligeros de equipaje´, como decía le poeta, pero sin que faltasen en la maleta unas morcillas patateras, algún chorizo, pan del pueblo (cuando aún se diferenciaba el pan de unos lugares a otros) y vino de pitarra de Cañamero; algún prestillo, pirulos (Huesos de Santo elaborados a la villuercana y que poco tienen que ver con los así denominados en otros lugares)… Aún me llega el olor que unos y otros manjares emitían al abril la caja de cartón atada con una cuerda en la que llegaban envueltos en hojas del ABC de mi padre y debidamente protegidos. Todo ello era “por el Día de San José”. Y así siguió siendo hasta que los años limitaros sus desplazamientos.

No recuerdo que nunca celebrásemos el día del padre, ni el de la madre, ni el del abuelo, ni el de san Cucufate, ni nada. Sí el citado de San José (mi santo), el de San Miguel  (el de mi hermano, con misa en Solana, el pueblo de al lado, donde era festivo), el de San Fulgencio (Patrón del pueblo y de la diócesis de Plasencia), el de Santa Florentina (patrona)…

Creo que mis más jóvenes oyentes podrán incluirme ya en mi propio dicho de: Otros tiempos otras gentes

Freliz día

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R. Mera