SUROCCIDENTE.-Y cayó la gran chimenea entre el estruendo y la congoja de muchos
A las once de la mañana del pasado jueves, día 19 de septiembre, una gran explosión ponía fin a una larga y fructífera etapa del concejo de Tineo, concretamente en Soto de la Barca. Y el ruido fue particularmente intenso en el corazón y el sentir de muchos tinetense y de todos aquellos que, de una u otra forma, estuvieron relacionados a Soto de la Barca y a la Central desde sus inicios. Y aquí he de señalar que nos encontramos mi mujer, Maribel, mi hija Belén y yo mismo. Fueron casi diez años de maestro en Soto cuando la vida allí era pletórica y las relaciones entre la Comunidad Educativa y de ésta con la empresa eran esplendidas. Casi 200 alumnos llegó a haber en aquellos años que dejaron en nosotros una especial impronta
¡Fuego! Y la explosión hizo caer la caldera del grupo tres y la nave de tolvas de los grupos 1 y 2 de la antigua central. Segundos después, también se desplomó la gran chimenea del grupo 3, de algo más de 200 metros de altura. El derribo de la chimenea generó un breve instante de tensión pues en una primera impresión pareció que iba a resistirse, cuestión de décimas de segundos, lo que tardó en empezar a inclinarse y realizar una caída que generó un gran estruendo al tocar el suelo todo el material entre los disparos de máquinas de fotos, aparatos de grabación y el acelerado palpitar de muchos corazones de los que allí se congregaron a dar su último adiós a unas estructuras que dieron vida a la zona y que ya solo perdurarán en el recuerdo de sus gentes. Aunque la demolición no duró un minuto, obligó a desalojar a 400 metros a la redonda y a cortar el tráfico en el corredor del Narcea
Fue un momento histórico cargado de emotividad que de nuevo volvió a congregar a numeroso público en los alrededores de la localidad tinetense. Como ya había sucedido en los derribos anteriores, vecinos, trabajadores y simplemente curiosos no quisieron perderse vivir en directo la desaparición del último emblema de la central térmica, tras la caída de la torre de refrigeración el pasado mes de diciembre.
La construcción de esta infraestructura comenzó en 1981 y en abril de 1984 se conectó al resto de la central y comenzó a producir. La alcaldesa de Tineo, Montse Fernández, acompañada por concejales del equipo de gobierno también asistió a esta demolición y reconoció que de nuevo Tineo vivía “un día muy, muy triste, es el fin de una era, lo que nuestros abuelos y padres tanto trabajaron, una térmica que dio de comer a muchas generaciones de tinetenses y asturianos demolida en minutos”. Y aprovechó para reivindicar una vez más que los gobiernos regional y central “apuesten por transformar la zona de Soto de la Barca en un polígono industrial a la mayor brevedad posible.
Sic transit gloria mundi. Así pasan las glorias del mundo. Quede ello grabado en nuestro recuerdo y nostalgias