CANGAS DEL NARCEA.- Un impermeable y unas botas para la basílica canguesa
Las fachadas y la cubierta de la Basílica Santa María Magdalena de Cangas del Narcea, del siglo XVII, tendrán por fin proyecto de rehabilitación en dos meses. Así se ha señalado desde la Dirección General de Patrimonio que ha adjudicado este informe previo a las obras, a un estudio de arquitectura cangués dirigido por José Ramón Puerto. El valor estimado del contrato es de 9.000 euros sin impuestos y el plazo para tener la redacción, de dos meses. Una vez que el proyecto se entregue al Principado a finales de mayo, tocará buscar financiación para desarrollar las obras.
Puerto, resume que la actuación “es fundamental” para mantener en buen estado este Monumento Histórico y recuerda que no conoce una actuación de este calibre desde hace décadas. “Es fundamental impedir el paso del agua porque el agua tiene mucha paciencia y debemos hacer lo posible por evitar las consecuencias de su paso”, indica.
Recuerda así mismo que no es posible instalar canalones por estar prohibido por la Dirección General de Patrimonio en elementos patrimoniales como la Basílica, lo que complica la salida del agua. “Hay desgaste y hay humedad”, concreta al referirse al estado actual de las fachadas. Además, asegura que las barreras que tiene en la actualidad para contener las humedades no son suficientes.
Por su parte, el párroco, Juan José Blanco, valora enormemente este paso “que buscamos desde hace años” precisa mientras detalla que fue la comunidad religiosa canguesa la que inició los trámites “cuando todavía había restricciones por la pandemia”, recordando que la rehabilitación de la Basílica ya contaba con un proyecto, desde hace veinte años, proyecto que nunca llegó a materializarse.
El proyecto contendrá las actuaciones que se deben hacer para evitar tres cosas: el paso del agua al interior y, con él, las goteras constantes y las humedades. Con humor señalaba que, de alguna manera, “lo que queremos hacer es ponerle es un chubasquero y unas botas”. Blanco ha agradecido la implicación de los vecinos y asegura que las fachadas y la cubierta son fundamentales para que el edificio mejore en estética y para poder mantener en su conjunto en buen estado al margen de las inclemencias meteorológicas. Además, más allá del valor patrimonial, Blanco apunta que se trata de un templo con mucha actividad. Y por ello, tras cubrir esta primera necesidad “trataremos de seguir con su conservación”, precisa.
Pues que así sea