BERZOCANA abrió la Puerta del Perdón de su Año Jubilar

Vivencias de un día

Apertura de la puerta

Día 26 de octubre. Ocho  y media  de la mañana. Las luminarias de las calles aún permanecen encendidas. Una densa niebla oculta los canchales y el agua saca brillo a calles y tejados. Un fresco y ligero vientecillo lleva  aquella de aquí para allá. Tal parece que el orballo se ha venido conmigo desde Asturias. Berzocana se abre a sus Santos Fulgencio y Florentina; hoy es la solemne apertura de su Año Jubilar.

Libre ya de las apreturas horarias de aquellas labores informativas inmediatas inherentes a estos acontecimientos me tomé las cosas con tranquilidad, una tranquilidad un tanto ajena al sonar de campanas y el disparo de cohetes que anunciaban el inicio de los actos. De vez en cuando me asomaba a la ventana de las casa de mis padres, justo a la que dá enfrente del atrio: seguía lloviendo. Mucho más rápido estuvo mi hermano Fulgencio, llegado desde Alcuescar para la ocasión, que condujo a toda prisa su silla de ruedas hacia  la iglesia logrando entrar en la misma aún cuando la “puerta del perdón” ya estaba a punto de ser cerrada impidiendo la entrada de cualquier persona en el templo antes de su ritual apertura.

Tal fue así que, máquina de fotos en ristre, salí a la calle, olvidándoseme que los actos se iniciaban  la Plaza y, fuera ya de tiempo, decidí permanecer a la espera en el atrio. Sí me llamó la atención que hubiese tan poca gente, pero ya no había remedio No tardó mucho en aparecer por la Calle San Fulgencio arriba la Cruz Procesional. Una cruz, que recordaba perfectamente de mi niñez monaguilleril, ahora perfectamente restaurada y luciendo en toda su riqueza y esplendor. Detrás, escoltado por dos cofrades con su correspondientes bastones, el pendón de la Pontificia Cofradía de los Santos.

En la PLaza

Salieron los sacerdotes revestidos de sus ornamentos sagrados de la ermita del Niño y hacia la Plaza se dirigieron por la Calle de Santa Florentina, dispersos y a diversos ritmos, para, ya en las Gradillas, mirando a la Plaza, organizarse en procesión. Las primeras liturgias se iniciaron en ella, frente al Ayuntamiento, donde ya esperaban las autoridades y numeroso público, tanto de feligreses de Berzocana como de otros muchos llegados desde otras partes de la provincia y de la misma cabecera de la diócesis, Plasencia.

Y allí iniciaron la solemne procesión presidida por Don Ernesto Brotóns al que escoltaban Monseñor Rodríguez Magro, obispo de la diócesis de Plasencia de 2003 a 2016, y Monseñor Benavente Mateos, obispo emérito de Albacete y administrador apostólico de la diócesis de Plasencia durante el 2022 y, junto a ellos, sacerdotes del arciprestazgo y de otros lugares como Murcia. Entre ellos distinguí algunos con las capuchas típicas de frailes por lo que deduzco debía de ser la representación de Guadalupe, algo que postreramente se me olvidó confirmar.

Tras llegar a la Puerta Santa, Monseñor Brotóns llevó a cabo el rito de apertura de la misma, entre cámaras de televisión, micrófonos de radio y muy diversas cámaras de fotos de representantes de los medios informativos. La emisora de la diócesis placentina estaba retransmitiendo en directo. El público abarrotaba el atrio y organizó algunas apreturas en su afán de entrar todos de los primeros en la iglesia una vez abierta la  “puerta del perdón”. Puerta principal de acceso a la Iglesia de San Juan Bautista en Berzocana, el lugar donde se custodian las reliquias de San Fulgencio y Santa Florentina, patronos de la Diócesis, que fueron halladas un 26 de octubre de 1223, justo hace hoy 800 años. Precisamente esa efemérides ha sido el motivo por el que la Santa Sede ha concedido a la Diócesis el Año Jubilar, conjuntamente con los 300 años de la Ermita de la Virgen de la Salud y del Santuario de la Virgen del Puerto.

Un momento de la misa solemne

Una vez dentro obispos, sacerdotes y fieles, se llevó a cabo la Santa Misa que presidieron las Reliquias de Fulgencio y Florentina cuyo arca y relicarios se depositaron en un nuevo y valorado altar trabajado en los talleres locales de Valentín, por otra parte entusiasta defensor y propagandista de los Santos Patronos de Berzocana.

Ante centenares de fieles, el obispo de Plasencia, Monseñor don Ernesto Brotóns, presidia el oficio religioso acompañado por el Obispo Emérito de Albacete y Administrador Apostólico de Plasencia, Monseñor don Ciriaco Benavente Mateos, y por el Emérito de Jaén y exobispo de Plasencia Monseñor don Amadeo Rodríguez Magro.

De esta forma y con estos actos, monseñor Brotóns cumplía con la tradición:

Primero con la apertura de la Puerta Santa, tras la lectura del decreto por parte de la Secretaria Canciller, María Teresa Marcos Martín, y luego subiendo en procesión al altar mayor para el traslado de los relicarios y el arca al presbiterio.

Segundo: Los prelados, acompañados por los Vicarios de la Diócesis, sacerdotes de la misma y algunos procedente de Cartagena (ciudad natal de los santos) y arropados por cientos de fieles, recorrieron el trayecto que separa la Plaza Mayor de la localidad de la Puerta Santa, junto al párroco, don Antonio José Triguero, y a los integrantes de la Cofradía de los Santos.

Las autoridades se colocan

El tiempo impidió la celebración de la solemne procesión con la Reliquias que el acontecimiento merecía, pero ello no fue óbice para que cientos de fieles llenasen la iglesia y se acercasen a “tocarse a los Santos” (venerar y besar su reliquias) aunque lo del beso quedó suprimido cuando la pandemia y aún no se ha recuperado.

Y el tiempo también, con chubasco tras chubasco, impidió la comida comunitaria de migas en la Plaza. Berzocaniegos y foráneos acudieron al reparto en la “audiencia” (arcos de entrada al Ayuntamiento) desde donde se distribuyeron por bares y domicilio para dar cuenta del típico plazo que, como la tradición manda; se servían acompañadas de pimientos fritos y  torreznos.

Las migas en la Plaza

Me llamó la tención el hecho de que la Casa de la ha tiempo difunta Rosa Hidalgo, fue abierta para que los forasteros pudieran guarecerse en su gran y típico zaguán para comer las migas. Bonito detalle que ha de agradecerse al heredero o heredera que tomó tal decisión.

Y como expliqué ante los micrófonos de TVE y Telextremadura, fue un día emotivo lleno de recuerdos, sensaciones y momentos en los que la emoción se impone al raciocinio y los pensamientos acuden y se marcha en tropel, especialmente entre los que ya peinamos canas; se preñan de  recuerdos de tiempo idos, y de personas que vivieron con nosotros tantas y tantas fiestas de los Santos. De alguna  forma ellos también estuvieron presentes en esta apertura del Año Jubilar y junto al obispo placentino empujaron la Puerta del Perdón  de la iglesia para entrar en la misma con todos nosotros.

Para ganar la indulgencia plenaria los peregrinos que lleguen a Berzocana durante este Año Jubilar deberán seguir los siguientes pasos:

-Peregrinar a la iglesia de San Juan Bautista y visitar las reliquias de San Fulgencio y Santa Florentina. Rezar ante el Altar Relicario de los Santos. Recibir el sacramento de la Confesión. Participar de la Santa Eucaristía y rezar por el Papa Francisco y sus intenciones.

Y al final, cuando subidas las reliquias a su altar las puertas se pliegan para cerrar el arcón en que se encuentran, pueblan mi mente y todo mi ser las notas del órgano con todos sus registros abiertos y me llega la voz de mi padre mientras veo deslizarse sus dedos por el nacarado y desgastado teclado como tantos agostos me ocurre:

Iste confesor dóminus, nicolentes cuen piem laudem…

Llega la tarde y el día va languideciendo entre aguas y bocanadas de aire más que fresco

Per méritam santuorum torun Fulgencio et Florentina concedant salutem et pacem

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R. Mera