SUROCCIDENTE.- Me temí encontrarme el estudio lleno de traductores del castellano a los distintos bables
Llegó el 25 de septiembre. Onda Cero Cangas había agotado ya sus días de permiso veraniego y había que darle de nuevo al off de los micrófonos para reanudar la tarea. Así fue mi incorporación a mi serie “La Estampa de Mera”
“Buenos días amigos, bien hallados. Decía Santa Teresa que “la imaginación es la loca de la casa”. Y no le faltaba razón. Les cuento.
Tras la agitación de estos últimos días con respecto a qué lenguas se hablan o no se hablan en el Parlamento Nacional, en los regionales o en de la mismísima Europa, comencé ya ayer a estar preocupado. No por ellos, que allá se las vean si es que no quieren entenderse y conformar una Parlamento en el que “el parlar” de cada uno no lo entienda el de enfrente, poseyendo todos una lengua en común con la que, curiosamente, después hablan por los pasillos y en la cafetería.
En un principio pensaba yo que un grupillo de traductores pasarían al gallego, para un puñadín de parlamentarios, la intervención de una catalán; que otro lo haría para que los gallegos entendiesen a los vascos; más para pasar el catalán al vasco y al gallego; otro más para que los que hablan castellano entiendan a unos y otros y, a la viceversa que decía aquel, cuando alguien interviniese en castellano los traductores lo pasasen al gallego, el vasco o el catalán. y otra vez también la viceversa.
Terminada la sesión cualquiera se haría entender con una expresión como ¿tomamos un café?, así como suena, sin necesidad de traductor alguno.
Alguien me explicó que no, que únicamente se traduciría del vasco, catalán y gallego al castellano. Y ¡hala! todos con el pinganillo puesto. Me viene a la memoria cuando en una ocasión, en la clase de Ciencias Naturales de un colegio cangués, se decidió que la lección de día fuese explicada en principio por una profesora de inglés, (por el aquel del bilingüismo) y seguidamente lo hiciese la tutora en castellano. Aquello duró poco tiempo. Los alumnos, espabilados ellos y menos `seguidistas´ del líder que nuestros parlamentarios, rápidamente se dieron cuenta de lo ocurría y pasaban olímpicamente de la explicación en inglés plenamente consciente de que seguidamente lo harían en el comprensible castellano. ¡Para qué molestarse!
Así las cosas venía yo pensando que, dada la situación y las reclamaciones identitarias de unos y otros pudiese encontrarme en el estudio de Onda Cero con un montón de pinganillos y traductores para hacerme entender en toda esta comarca. Un traductor lo haría al asturiano académico, otro al Eo-Naviego y por el aquel de no herir sensibilidades otro lo haría en la variante que usan los vecinos de Ibias. Habría uno más para el bable suroccidental con su che vaqueira (escrito tx) y todo tal y como siempre quiso Basilio Garrido y los vecinos de Sierra. Cuando ya subía las escaleras me vino a la cabeza que el pandemónium lingüístico podría llegar al paroxismo si hubiesen protestado pidiendo también su traductores los tinetense del Cuarto de los Valles, La Riera y MIrallo.
Entré casi con los ojos cerrados y Miguel estaba solo ante la pantalla y el micrófono. Respiré aliviado, había sido todo cosa de “la loca de la casa”. Y ya oyen, estoy haciendo mi Estampa en castellano y sin traductor alguno
Pero… si ello ocurre en una parte, como en el Parlamento, y dado el sindiós en que nos hallamos metidos, puede también suceder en cualquier lugar.